El pasado 22 de abril, Día Internacional de la Madre Tierra, tuvo lugar en Nueva York la ceremonia oficial de Alto Nivel, convocada por el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, que marca el inicio del período de ratificación por parte de los Estados del Acuerdo de París, como el nuevo instrumento de la comunidad internacional que reconoce el cambio climático como una amenaza real en la vida de las personas, y que debe ser abordado en un ámbito global de cooperación. Las organizaciones que integran la alianza “Enlázate por la justicia” –Cáritas, Confer, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes— valoran la buena voluntad política que permitió, en diciembre de 2015, lograr un consenso entre 196 países de cara al citado Acuerdo.
Ahora, con la apertura del período para la ratificación del Acuerdo se inicia un camino en la dirección correcta para que los Estados lancen un mensaje global de aceptación de los compromisos planteados. Cabe recordar que, para su entrada en vigor, el Acuerdo debe ser ratificado por 55 países responsables, al menos, del 55% de las emisiones globales.
Seguir leyendo


El último derrame de petróleo en la Amazonía peruana despertó la alerta mundial por su impacto ambiental, pero hay otras víctimas en las que pocos piensan. Mientras la industria se lleva la riqueza del subsuelo, las mujeres indígenas de esas mismas zonas permanecen pobres, aisladas, expuestas a enfermedades y a la violencia familiar. En el Día Internacional de la Mujer, el siguiente panorama muestra que en lo profundo del país hay poco por celebrar.
Berta Cáceres llevaba años luchando por los derechos indígenas y medioambientales y denunciando asesinatos y amenazas de activistas.
Radio Sepahua nació en 2002 con la misión de transmitir palabras, mensajes que debían llegar con urgencia a lugares recónditos de la selva amazónica peruana. Como un teléfono, las ondas eran el hilo que mantenía unidas a las familias que pueblan las orillas de los ríos Sepa y Mishagua. Trece años después, las noticias de esta pequeña emisora impulsada por los dominicos reflejan una profunda transformación sociocultural.
Leyre Hualde escribe a la vuelta de su experiencia de casi un año en la misión de Sepahua: