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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Solidaridad que siembra vida

María Belén Sánchez, voluntaria de Selvas Amazónicas nos cuenta sus primeros anécdotas que alimentan su experiencia misionera en El Seybo en República Dominicana.

 

Por una educación digna

Estos días hemos estado con los chicos y chicas becados de selvas, muchos son de los campos; para que puedan hacer la secundaria, se les ayuda con el transporte y la compra del uniforme, y a los de aquí con el uniforme y los materiales escolares. No os podéis ni imaginar lo agradecidos que están, ellos, sus familias, las hermanas del politécnico, los que nos atienden en las tiendas de los uniformes, todos nos dicen, son gente que lo necesita y no hay mejor forma que ayudarles favoreciendo su educación. Con la beca se comprometen, a obtener unas buenas calificaciones, tener un buen comportamiento, colaborar con el centro en el que estudian y asistir a las reuniones quincenales, donde se tratan diferentes valores. Hoy fuimos a uno de los campos a visitar, muchos de familias numerosas (tan alegres porque está llena de niños sonriendo), con pequeñas casas de zinc, o madera, (después de los ciclones George y David, la gente se está construyendo casas de ladrillo, que son más seguras, pero la mayoría de sus familias no pueden permitírselo), por lo que  si no fuera por la ayuda de selvas amazónicas, no podrían estudiar, y se acabarían los sueños de esos padres, para que sus hijos estudiaran y mejoraran sus condiciones de vida.

Contemplar

Los días que puedo me voy al proyecto de los invernaderos de Covadonga, se respira una paz allí entre los ajíes, que te da tiempo a pensar, a rezar, a charlar tranquilamente. Hay uno de los trabajadores que siempre que vengo me pregunta, ¿tus padres están vivos?, y yo le digo que sí, y siempre me pregunta ¿los dos?  y vuelvo a responder que sí, y siempre contesta, eso es lo más grande que hay; y si la verdad que es una suerte tener padres y más como los míos, aunque nunca se lo diga jeje (os quiero), luego me empezó a decir que él seguía trabajando allí, porque el Padre Miguel Ángel les trataba con mucho amor, que quiere lo mejor para sus trabajadores; ojalá todo el mundo que trabajara al lado o al servicio de alguien que sigue a Jesús de Nazaret pudiera decir eso.

 María Belén Sánchez