Leyre Hualde escribe a la vuelta de su experiencia de casi un año en la misión de Sepahua:
Ya ha pasado más de un mes desde que Sepahua se hizo pequeña por la ventanilla de la avioneta y desapareció en un mar de árboles. Un mes raro: de alegría por los reencuentros y de echar de menos a todas las personas que han sido mi familia durante un año; de volver a las cosas de antes, pero verlas con los ojos de ahora; de sentirme, en algún momento, más desorientada en la ciudad que en la selva y de pensar, en otros, que Sepahua ha sido una especie de sueño...
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