El padre Vicente Rubio fue un ser humano entrañable, humilde, quien nunca olvidó su rol principal de pastor de un rebaño que le admiraba y a la vez respetaba. Fue un gran consejero espiritual de muchos de sus feligreses, que encontraban en sus palabras sabias de orientador, alivios a sus problemas personales, muchas veces pueriles, cotidianos, pero el padre Rubio siempre estuvo presto a escuchar y consolar. Fue un fraile católico ejemplar, un gran maestro.
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