En tiempo de Adviento para ella, cercano el Día Internacional de los Derechos Humanos, la Iglesia de la Diócesis de Tánger, con la fuerza de la fe, la esperanza y el amor de sus hijos, pide que esos derechos, que han sido reconocidos como universales y que han de ser respetados con todos, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”, sean respetados de modo escrupuloso y discriminatoriamente positivo con quienes, por hallarse en situación de mayor vulnerabilidad, necesitan mayor protección.
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Hoy os recomendamos un libro: "Vidas Desperdiciadas" de Zygmunt Bauman.
Carol Jeri Pezo, trabajadora de la oficina dominica de Derechos Humanos de Puerto Maldonado, nos manda esta reflexión sobre la trata de personas en el Madre de Dios: