Patricia Rosetty, voluntaria en misión, nos escribe esta reflexión sobre su visita a un centro educativo de personas con capacidades especiales.
"En Madre de Dios la vida no es nada fácil. Después de ver y vivir esto nos hacemos muchas preguntas. Lo que vemos y vivimos allí nos sirve para que forme parte de nuestra vida y nos demos cuenta de muchas cosas. Cada uno tenemos lo nuestro pero no es lo único. Todo es tan relativo…"
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Estamos contentos de compartir más testimonios con ustedes.
Desde Camboya (Asia) nos escriben nuestras voluntarias Esther y Natalia para contarlos su experiencia misionera. Camboya es lugar que alberga gente acogedora, llena de ternura y respeto por los demás.
Es una gozada acompañar y leer cada una de las anécdotas de nuestros voluntarios en los diferentes países que se encuentran. Sin duda, darse es en la vida lo más satisfactorio que podemos hacer por el que más lo necesita. Les compartimos el testimonio de María Belén Sánchez que nos escribe desde El Seybo en Republica Dominicana.
Ser misionero es vivir una experiencia inolvidable. La vida que se contempla a cada lugar que llegan es valiosa. Nuestras voluntarias Ana, Beatríz y Rocío están experimentándolo al subir montañas, compartir con comunidades nativas, al hacer vida intercultural pero sobretodo a llevar esperanza y alegría.
Con alegría les compartimos las vivencias de nuestras voluntarias Ana, Beatriz y Rocío, quienes se encuentran realizando tareas misioneras en el Alto Urubamba en Cusco, Perú.
Leyre Hualde escribe a la vuelta de su experiencia de casi un año en la misión de Sepahua: