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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

El mal nunca vencerá

Carlos Luna nos cuenta desde su experiencia en El Seybo como son los pequeños milagros que Dios hace cada día, junto a las pequeñas luchas por el débil desde lo sencillo. Allí ha visto claro cómo la victoria del Dios del pesebre y la cruz tendrá la última palabra.

 

"No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien” Rm 12, 21

Porque mientras siga anidando en el fondo del corazón humano un “chin” de bondad, el mal jamás tendrá la última palabra.

Puede que el mal haga más ruido, parezca ser más fuerte, ocupe casi todos los espacios de los telediarios, pero lo que prevalece es la imposibilidad de éste de vencer al bien.

Cada día en radio Seybo es diferente. Cuando haces tus planes, viene alguna injusticia y se presenta en tu agenda, cambiando tus prioridades y saliendo a acompañar a los más débiles.

Un día, el desalojo de familias en un de los bateys de caña de azúcar, otro día el asesinato de un joven por la policía, otro, el arresto de dos benditos trabajadores bajo falsas acusaciones…

Pero ahí está Radio Seybo, para resistir y permanecer junto a los débiles acompañando, denunciando, orando y siendo sacramento cotidiano para hacer visible lo invisible.

Cuando les ves desde afuera, y yo he tenido la suerte de estar compartiendo con ellos tres semanas, puedes observar que este "frente de resistencia”,- o mejor dicho de Gracia-, esta formado por gente normal, sencilla con sus dones y limitaciones pero que cada día desde la esperanza trabajan por construir Reino. Eso es; es la Esperanza: "la persistencia activa con confianza del que sabe que el bien triunfará" la que les hace seguir día a día su labor de defensa de los derechos de los más desfavorecidos. A pesar de los traspiés, dificultades, y contraataques que reciben cada jornada. Ellos persisten, sin dejarse vencer por el mal, porque saben que la victoria les ha sido dada. Pero no una victoria como la dibuja este mundo: ostentosa, fuerte, con gran notoriedad, sino desde el sentirse débil, pequeño, creyendo que cada día, el milagro de las pequeñas hazañas es posible.

Quizás en esto consista el vivir como resucitados…

Doy gracias a Dios por haber vivido en comunidad y fraternidad junto a mi hermana Belén los pequeños milagros que Dios hace cada día, junto a las pequeñas luchas por el débil desde lo sencillo, con la certeza de saber que la victoria del Dios del pesebre y la cruz tendrá la última palabra.

Carlos Luna OP