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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Contra la pobreza… vida sencilla

El pasado 24 de noviembre Patricia Gualinga, líder indígena del pueblo originario Kichwa nos daba una lección de vida, profundidad, sentido y resistencia

En este tiempo del año en el que enloquecemos para entregarnos al consumo furibundo, no está de más recordarnos lo que ya sabemos pero que no terminamos de aplicar en nuestra vida de forma decidida y sin tapujos.

Es por eso que queremos, desde estas líneas, traer a nuestra conciencia la autoridad de las experiencias vitales de personas cuya coherencia de vida y trayectoria de lucha sirven de aval para recordarnos lo que jamás debiéramos olvidar: que no hay cambio de mundo si no cambian las personas y que no hay personas sin un mundo más humano. Y ese cambio necesario lo es hacia estilos de vida más sencillos, más sobrios a todos los niveles.

 

El pasado 24 de noviembre Patricia Gualinga, líder indígena del pueblo originario Kichwa nos daba una lección de vida, profundidad, sentido y resistencia

“Cuando nosotros hablamos de pobreza lo primero que decimos es que hemos sido muy ricos. Hemos tenido un territorio limpio, agua limpia, comida orgánica, no hemos tenido estrés, no estamos a final de mes preocupados de pagar las facturas y mirando como lo resolvemos y al final terminamos infelices. Al contrario podemos disfrutar del Rocío de la mañana, de tener conversaciones amigables, de respirar este aire puro, de comer comida orgánica, pero toda esa riqueza que nosotros hemos tenido, a muchos pueblos les ha sido arrebatada por la pobreza creada por las industrias extractivas, por la pobreza de ideas de querer organizar una sociedad de consumo voraz. Una sociedad que implica que en sus encuestas y en los hechos, a los indígenas nos han puesto en el último escalón de la pobreza.”

 

#Diálogos2030 de Enlázate por la Justicia – Intervención de Patricicia Gualinga

En este tiempo del año en el que enloquecemos para entregarnos al consumo furibundo, no está de más recordarnos lo que ya sabemos pero que no terminamos de aplicar en nuestra vida de forma decidida y sin tapujos.

Es por eso que queremos, desde estas líneas, traer a nuestra conciencia la autoridad de las experiencias vitales de personas cuya coherencia de vida y trayectoria de lucha sirven de aval para recordarnos lo que jamás debiéramos olvidar: que no hay cambio de mundo si no cambian las personas y que no hay personas sin un mundo más humano. Y ese cambio necesario lo es hacia estilos de vida más sencillos, más sobrios a todos los niveles.

Si bien es claro que la sencillez en los estilos de vida individuales y los cambios locales son imprescindibles porque el cambio pasa por todos y cada uno de nosotros, sin una clara voluntad política global no se resolverá la crisis socioambiental en la que nos hallamos inmersos. Se requiere una austeridad en lo público que prescinda de lo superfluo para poner la solidaridad en el centro y concentrar el gasto en las necesidades reales de la sociedad y las personas. No se trata de esa austeridad que nos imponen para perpetuar un sistema que se devora a sí mismo en su exigencia irrefrenable de crecimiento económico. Para que se llegue a esa voluntad política global, será necesaria la suma de las conciencias individuales, en una conciencia colectiva que exija a las instituciones y elija a las personas que hagan posibles los acuerdos, las decisiones y el cambio. Pero toda transformación: en la sensibilidad personal y social, en las instituciones y sus modos de gestión, en la sociedad civil, en los actores económicos, en la clase política, tendrá en la persona su principio y final.

En esta línea, desde la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA, proponemos «Redescubrir el valor de la simplicidad en la propia vida» como segundo principio del “Decálogo Verde” que propone la alianza ENLAZATE POR LA JUSTICIA promovida por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario).

Estamos convencidos del valor de la autoridad moral para recordarnos la urgencia de poner en práctica aquello que ya sabemos. El aval de Paty Gualinga es la tradición de sus mayores que con su identidad y espiritualidad se adelantan a lo que los acuerdos científicos e intelectuales han tardado en consensuar. También le avala la lucha de una comunidad de 1200 habitantes que se enfrenta a toda una empresa petrolera, la frena en la Corte Interamericana de Derechos Humanos para decirles que no quieren ese supuesto desarrollo que les ofrecen. Su vida rezuma autoridad, su testimonio cambia corazones. Es esa autoridad la que propone el BUEN VIVIR indígena frente a nuestro “BIENESTAR”. Y es esa autoridad la que pregunta a nuestra publicidad y nuestras luces de neón “¿Quién es el pobre entonces eres tú o soy yo?…¿Quién es feliz, quién está más feliz…?”

Jaime Palacio,

REDES – Red de Entidades para el Desarrollo Solidario – Enlázate por la Justicia.