Manda un Bizum al 01976

El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Jubileo de la esperanza

Los misioneros y misioneras, peregrinos y transmisores de esperanza

esperanza peregrinos

La pasada Nochebuena el Papa Francisco abrió las puertas del Jubileo de la Esperanza. En su bula convocatoria comienza con esta cita del Evangelio: “la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,5).

Jesús es nuestra esperanza, una esperanza que nace del amor y se funda en el amor. Y eso es lo que hacen los misioneros, amar, e iluminar con la presencia de Dios tantas situaciones de dolor y oscuridad.

El jubileo de la esperanza es una oportunidad para revitalizar la fe:“la gracia de Dios precede y acompaña al pueblo que camina entusiasta en la fe, diligente en la caridad y perseverante en la esperanza” (1 Ts 1,3).

peregrinos paraguayLos misioneros trabajan por la paz, alentando al diálogo, al compromiso y a la negociación mirando al futuro con esperanza y encarnando la alegría del Evangelio al compartir la fe y la vida con la gente. Son signos tangibles de esperanza por su misericordia y compasión, para los internos en centros penitenciarios, los enfermos, los pobres, los migrantes, los ancianos, los jóvenes trabajando por su dignidad y haciendo vida las palabras de Isaías:“me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor” ( Is 61,1-2). Buscan el bien común, acogen y fraternizan para que todos tenga vida y vida en abundancia.

voluntaria belénLos misioneros acompañan la vida de los que sufren, no pueden ser indiferentes ante tantas situaciones dramáticas de hermanos suyos. Les llevan el Amor de Dios y trabajan por el Reino, gracias a todos los proyectos que llevan a cabo. El Papa nos anima como comunidad cristiana a evangelizar y ser responsables en la multiplicación de los signos de esperanza que testimonian la presencia de Dios en el mundo. Debemos “alegrarnos en la esperanza, ser pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración” (Rm 12,12). Vivamos por tanto en la espera de su venida y en la esperanza de vivir para siempre en Él.