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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Una MUY buena noticia

La MUY buena noticia es que el padre David acaba de ser nombrado como nuevo obispo coadjutor del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, como nos cuenta Beatriz, directora de Radio Sepahua, en su blog "Agüita de Coco".

 

Hoy, el padre Ignacio llama una y otra vez por teléfono. No sé con quiénes habla, pero sus conversaciones empiezan siempre igual: “Te llamo para darte una MUY buena noticia”. Está contento. Y me gusta mucho verle contento porque cuando él está contento, que es la mayor parte del tiempo, todos nos ponemos contentos.

La MUY buena noticia es que el padre David acaba de ser nombrado como nuevo obispo coadjutor del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado (sí, ese nombre tan largo no me lo sabía, se lo acabo de copiar a fray Asier de su blog, gracias amigo). Resumiendo, que David será el ayudante del obispo con derecho a sucesión. Que la gran labor que, a pequeña escala, viene realizando en el Bajo Urubamba durante catorce años se extrapolará a una porción mucho mayor de terreno de la selva peruana.

La MUY buena noticia, a mí, me ha dejado fría. Me da pena que se marche, pero toca alegrarse por él y, según me explican los que entienden de esto, por el conjunto de los nativos que están bajo influencia del Vicariato. Porque David es un misionero implicado al 500% y con una enorme capacidad de trabajo de la que nadie dudamos. Porque se empapa como pocos de las problemáticas sociales de los nativos. Porque busca y busca y busca vías de solución. Porque exige. Porque es extremadamente crítico. Porque no se calla.

La MUY buena noticia me ha hecho recordar los dos días que pasé en diciembre en la misión de Kirigueti. Las clases habían terminado. No había internos ni profesores. Paz total. Paz que aprovechamos para dar largos paseos en las tardes no sin antes calzarnos unas buenas botas de goma para sortear los grandes charcos. Recorrimos todos los barrios saludando a cuantas familias encontrábamos. Celeste, que es coreana y me acompañaba (o más bien nos acompañábamos), hablaba su particular castellano; yo, el mío; y el padre David un castellano-machiguenga que me dejaba anonadada. Me habían dicho que David había aprendido el idioma pero, aún así, no dejaba de sorprenderme cómo una y otra vez bromeaba con niños y adultos en la lengua materna de los nativos. Ese día nos pintamos la cara con achiote y, por suerte, no nos emborrachamos con masato porque la yuca escaseaba. Ese día comprobé que ahí, en Kirigueti, rodeado de largas melenas morenas, de kushmas de colores y de tímidas sonrisas no sólo es feliz sino que, además, hace feliz a muchos con lo mejor que sabe hacer: bromear y sonreír.

Enhorabuena David. Sigue siendo como eres. En tu nuevo hogar de Puerto Maldonado sigue trabajando para que la vida en la selva sea un poquito más justa. Y ven a visitarnos de vez en cuando.

Beatriz, directora de Radio Sepahua, en su blog "Agüita de Coco"