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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

La Antropología de las Misiones nos permite conocer las reglas de cortesía de los Matskigenkas...

¿conoces lo que contaba el P. Vicente de Cenitagoya sobre esto?

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“Cuando una familia machiguenga recibe alguna persona en calidad de huésped, le pregunta: ¿Vienes? Y el recientemente llegado le responde “sí”, al instante se levanta la dueña de la casa, coge una de las esteras colocadas en las vigas y se la ofrece para que en ella se siente o se acueste. Luego, obsequia algunas yucas o gajos de plátanos. Si el huésped permanece en casa varios días y se le concluyen los víveres, es libre para ir a la chacra del que le ha dado hospitalidad y hacerse con los productos que desee, debiendo preparar él mismo la comida, es que tiene mujer. Si vienen varias familias, tienen la fogata aparte y cocinan por separado.

Una vez que la comida está en su punto, avisan las mujeres a sus respectivos maridos, y éstos llaman a los demás, sentándose todos en cuclillas alrededor de la olla. Si la comida es sólida, la sirven en hojas de plátano, y dan principio al banquete en medio de general alegría. Las mujeres comen sentadas en círculo formando grupo, aparte. Pero hombres y mujeres conversan mutuamente desde sus respectivos puestos. Los niños se colocan junto a sus padres y las niñas al lado de sus madres. Pero no en el mismo círculo, sino un poco más atrás, comiendo y bebiendo lo que sus padres les ofrecen.

Llega, al fin, el día de la partida de los huéspedes. Las mujeres sacuden las esteras de que se han servido y las vuelven a colocar en el mismo sitio en que primeramente estuvieron. Barren el lugar ocupado por las esteras y sus alrededores, y cargando todos sus bártulos se despiden y se van. No sale a relucir el agradecimiento, el beneficio recibido lo consideran como una cosa que se les debe. Las madres machiguengas enseñan a despedir a sus hijos desde pequeñitos y apenas hay machiguenga que no se despida uno por uno de sus compañeros de raza.

Es admirable en los machiguengas, sus relaciones con personas de diferente sexo, un rasgo de suma delicadeza. Al acercarnos a sus casas, como no hubiera más que mujeres, se abstienen de entrar en ellas hasta que vienen sus maridos. Son muy pudorosos y se guardan unos de otros".

Fr. Vicente de Cenitagoya, OP

La foto corresponde a una mujer en la cocina de leña con su familia, Misión de Kirigueti, Perú