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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Voluntarias en Koribeni

Roberto Ábalos, misionero de Koribeni, nos manda una crónica de como ha sido para los misioneros acoger a las 3 voluntarias que han pasado durante el verano por la misión. Nos describe con todo detalle la experiencia.

Como se puede leer, no son sólo los voluntarios los que disfrutan de estas experiencias de misión. Es una riqueza para los misioneros y para la comunidad que acoge y recibe a los voluntarios.

Esperemos poder seguir disfrutando de testimonios como estos.

Es el segundo año que recibimos en Koribeni voluntarios. Este año han sido tres voluntarias y estamos esperando el cuarto que llegará a mediados de Setiembre. Lo primero que debemos hacer es agradecer a estas personas su generosidad por haber dejado las zonas turísticas hispanas e internacionales para meterse en esta “buena aventuranza”; y después seguir agradecidos por su enorme profesionalidad y carácter dulce, abierto y decidido a todo lo que se les plantee.

Belén fue la primera que llegó a Koribeni el 8 de julio. Como premio por ser la primera, le tocó modernizar las habitaciones de la planta baja de la casa misión, donde residirán los voluntarios. Echamos parqué a los pisos y a la oficina. Tengo que decir que la profesora de matemáticas se podría ganar la vida también colocando pisos de parqué. También tengo que decir que hizo un máster en averías de radiador y otros problemas mecánicos de automóvil, pues en varios de los viajes que hizo acompañando al padrecito, tuvo que remangarse para rellenar un radiador que semejaba una locomotora de carbón por la humareda. Otro curso práctico en cambio de llantas porque no sé debido a qué, quizá al peso, porque estos carros están acostumbrados a un solo pasajero, se nos pinchaban las llantas con mucha frecuencia y a veces hasta las dos en el mismo trayecto. Además alrededor de las fiestas de Nuestra Señora del Carmen, que es una de las de mayor devoción popular, incrementamos los viajes en los carros para cumplir con los múltiples compromisos de celebraciones que teníamos y en las que Belén también ofició de diácono en cuanto al servicio del altar y la Palabra.

El domingo día 20 llega a Koribeni, procedente de la misión de Kirigueti, donde ya lleva medio año, otra voluntaria, Gloria, esta será de larga duración, pues piensa pasar en la misión de Kirigueti tres años. Viene a Koribeni por un par de semanas, aprovechando que en Kirigueti todos los internos se regresan a sus comunidades por las fiestas patrias de Perú y que duran dos semanas. Aquí nos viene de perlas, porque será compañera de Belén en el taller con los maestros del colegio y con los niños de Koribeni con los que tendremos una escuela de verano. Este mismo día de la llegada de Gloria, invitamos a comer en nuestra casa a las tres profesoras que se ofrecieron a cuidar a las muchachas del internado, sustituyendo a las Misioneras Dominicas que abandonaron el año pasado luego de casi 50 años de permanencia en Koribeni. Comimos un pulpo que debería tener varios meses en el congelador y que, cosa bien rara, apareció por Quillabamba cuando allá la gente no saben qué pescado tan raro es ese. La verdad es que estaba bueno porque lo cocinamos a la gallega, y me tocó a mi hacer de Aguillano, porque la otra mitad del pulpo nos lo había cocinado, ya cocido, María nuestra chef habitual, y lo había dejado reducido en el sartén a unas bolitas de goma no masticables. Aprovechamos para hablar del próximo taller con ellos a celebrar próximamente.

Antes de dicho taller, tuvieron que suplir a la Directora del centro de Inicial de Koribeni porque ella asistía a un taller de especialización. En cuanto al taller, asistieron la mitad de los maestros. Tener tan próximas las vacaciones, ya los tenía más cerca de Quillabamba y sus respectivas residencias familiares, que de Koribeni. Podemos decir que estuvieron bastante ausentes y poco participativos, a pesar que Belén y Gloria se habían esforzado en preparar las actividades con tiempo, esmero y profesionalidad. Tan solo duró tres tardes. Eso sí, durante la semana precedente a las vacaciones patrias, no dejaron de sonar los tambores y trompetas y se sucedieron ininterrumpidos desfiles.

El día 23 tuvimos la celebración de patriotismo con el solemne desfile por la calle principal de Koribeni, en memoria de la independencia de los españoles. Primero desfila la banda de trompetas y tambores. Luego marcan el paso comenzando por los más niños a los que promocionan en secundaria. Desfilan las cuadrillas de obreros de las cinco obras que se están realizando a simultáneo en la comunidad. Se unen a la parada militar la directiva de la comunidad, los profesores todos del colegio, las señoras del vaso de leche y hasta los tres buses que nos traen y llevan los alumnos de la casa al colegio. Menos mal que no nos hacen desfilar con la escoba a los españoles que, al menos este día, debemos pasar lo mas desapercibidos posible y eso les recomendé a nuestras voluntarias que se redujeron a tomar fotos.

Nosotros tres iniciamos nuestro desfile patriótico al día siguiente en que salimos a visitar la comunidad matsigenka de Tipeshiari, una bastante alejada y que vive mas genuinamente los valores del ancestral estilo de vida y cultura indígena. Llevamos a varias internas hasta Keáshiato de camino a Tipeshiari. Dejamos el carro en el km. 20 de la carretera que va hacia Kimbiri y comenzamos a caminar en solitario, porque ningún paisano estaba esperando. Cruzamos la oroya en que Belén ya la manejaba con destreza y Gloria se veía que disfrutaba como “las Carmelas” en el badén de mi pueblo a Logroño. La primera tirada es un poco dura porque se trata de subir casi en vertical y durante dos horas hasta llegar a casa de nuestra amiga y siempre amable hospedera Norma, en su hotel de millones de estrellas que se dibujan en el tejado de su pankochi cuando Poreashiri deja paso a su enamorada Kashiri. La verdad que la subida en esta ocasión demoró más de lo previsto porque al poco de iniciar la escalada, a un paisano se le ocurrió derribar un ciento de árboles para trabajar su chacra y el camino desaparecía bajo este bosque aniquilado. Aquí dejamos muchas fuerzas hasta localizar de nuevo el camino y agradecer a una hermosa matsigenka que rescatara de entre la maraña a Gloria que yacía espatarrada al haber pisado un tronco deslizante. Con Norma estaban otras mujeres y nos dio la impresión que las tres estaban en estado de buena esperanza. La cosa parece milagro, porque casi nunca vemos un hombre por allá, aunque en esta ocasión no tardó en aparecer un paisano alegre y dicharachero a causa del masato que le salía por las orejas. No es extraño que prefieran vivir solas con sus criaturas. De nuevo pienso en la urgencia de tener ya la casita en Kepashiato, para que terminen la gestación sin riesgo para la mamá y el recién nacido. En la única suite acomodamos nuestros sacos cubiertos por mosquitero imprescindible contra insectos y murciélagos que ahora parece están contagiando la rabia y nos han vacunado a todos en Koribeni contra su mordedura. No faltó para la cena un par de latas de atún y sardinas y las señoras aportaron la yuca y el masato. Cenamos alrededor de la fogata. Gloria y Belén disfrutaron de lo lindo y no dejaron de reírse de noche y de día. Y nos dieron las diez, y las once, las doce, la una y las dos y las tres…. Y amaneció todavía con luna, aunque nos visitó también la lluvia en varias ocasiones nocturnas.

A las seis nos lanzamos de nuevo al camino que comienza también en vertical. Gloria, quizá por haberse reído demasiado y no haberse repuesto todavía de la gran subida y el poco descanso, optó por quedarse con las señoras hasta nuestro regreso, porque tampoco aparecieron los paisanos para aliviarnos de las mochilas. Gloria se quedaba a gusto entre las tres mujeres y seguro que se reirían todo este tiempo en español y en matsigenka. Eso sí, le dejamos casi toda la despensa que llevábamos a cuesta: tres latas y cinco panes. Suficiente para multiplicar la alegría de todas las mujeres y sus criaturas. Antes de las once, Belén y yo estábamos en las escuelas de Tipeshiari. Vemos que todos están reunidos y ya terminando su orden del día. Nos dicen que no se enteraron de nuestra visita y por eso no acudieron a esperarnos. Tenemos que adaptarnos a la situación y aprovechar que no falta nadie y que tienen programada la fiesta patria para la tarde. Aprovecho para hablar sobre el pedido de datos de la fiscalía sobre la denuncia del proyecto de escuela y otros asuntos. Luego comemos todos mono que tienen para la fiesta y abundante masato que veo han preparado hasta media docena de ollas grandes. Luego de la comida para todos, a las dos nos reunimos para una catequesis amplia que hago en torno a Santiago y los Apóstoles y tenemos la celebración hasta las cuatro. Luego Belén juega con los niños ayudada de Sabina, interna en Koribeni, que le traduce las instrucciones y los mayores se divierten con el masato y luego jugando al balón. Así pasamos muy alegres la tarde. Erika nos invita a cenar y estamos charlando un buen rato. Nos despedimos de la gente que está ya muy animada por el masato y nos acomodamos en una dependencia de la posta. No está el técnico. Nos dejan colchones y unas cuantas mantas, porque la noche se prevé fría. El plan era quedarnos todo el día de mañana y regresar el domingo, pero como vemos que varios de la comunidad tienen pensado hacer gestiones en Kepashiato y que Gloria está esperándonos, decidimos salir mañana a rescatarla.

Luego de una noche bastante fría, madrugamos y gracias a nuestra maestra Erika, gozamos de un buen plato de pasta y un reconfortante café para los hipertensos. No teníamos prisa; así que vimos como de nuevo iban congregándose toda la comunidad que se había recogido a un tiempo prudencial sin demasiado alboroto nocturno. Nos percatamos que habían dado cuenta de mas de la mitad de enormes bidones de masato que tenían preparados y siguieron desayunando su delicia. Cantamos y bailamos con ellos y tras un buen rato, nos despedimos con gran nostalgia, que es el sentimiento compartido en cada visita y ésta en especial por la breve duración de la estancia. Rescatamos a Gloria que estaba ya pensando en ponerse su kushma y cambiar Kirigueti por una vida mas apacible junto a Norma y las otras dos compañeras. Creo que aprendieron a reírse contagiosamente al estilo Gloria. La comitiva que formamos desde nuestra salida de Tipeshiari fue engrosando mas elementos hasta formar una peregrinación de casi una docena de personas. Unos retornaban con la carga que habíamos dejado, otros seguían dirección opuesta y unos cuantos se vinieron con nosotros hasta Kepashiato donde iban para arreglar papeles de identidad que a la fecha no tenían; no existían todavía. A las cinco de la tarde estamos en Koribeni.

Descansaron el domingo y el lunes 28, fiesta patria en Perú, comenzamos la escuela de verano. Este primer día llegan unos veinte niños que para el día siguiente ya son treinta y otros algunos mas y se mantiene ese buen número. Belén y Gloria habían preparado con mimo todo: materiales, juegos, dinámicas, refuerzo escolar, cantos, videos y películas. Pronto se dieron cuenta que los niños eran una delicia y respondían muy bien a todas las propuestas. Algunos eran bien pequeños y llegaban con sus hermanitas, la paciencia de nuestras voluntarias no tiene límites y las acogieron como auténticas mamás. Tuvieron varias salidas de paseo. La primera de ellas a la ya famosa y frecuentada cascada de Alto Koribeni que para ellos, sobre todo los más pequeños, es toda una sorpresa y una aventura. Todos se mojaron y gozaron poniéndose bajo la inmensa ducha. Luego de la bajada, el baño y la comida junto al río Koribeni. Tuvieron otras varias salidas al río en días sucesivos.

El miércoles día 30 llega Patricia Rosetty que ha permanecido varios días en Quillabamba esperando a que al P. Rufino le entregaran el carro que teníamos en el taller. No ha perdido el tiempo, pues desde que llegó, estuvo buscando todos los textos que sobre la misión Koribeni se escribieron en la revista “Misioneros dominicos”, cuya historia ya estamos comenzando a trabajar para el centenario de la misma que será el año 2018. Aprovechó también Patricia para conocer Radio Quillabamba y sentirse en casa, porque ella trabaja en la Cadena COPE en MADRID. No se libró le hicieran alguna entrevista y ella aprovechó para hacer las suyas. Patricia se integró al equipo de Belén y Gloria. Con este gran refuerzo, la escuela se dinamizó más y los niños tuvieron oportunidad de realizar talleres de radio, entrevistas entre ellos, a personas de la comunidad, etc.

Desgraciadamente, a Gloria se le cumplió el plazo y el sábado día 2, en una noche de estrellas y tuvimos la inmensa suerte de ver una bella fugaz que tuvo que retornar a su misión en Kirigueti, porque allá los niños habían salido de vacaciones una semana antes. Agradecimos en el alma su agradable compañía, su sonrisa casi carcajada franca y bulliciosa, los “diálogos de dominicas” entre ellas, su paciencia a pesar de apenas ganar una vez en las diarias jugadas nocturnas al parchís. Gloria nos ha mantenido en la misma durante toda si estancia. Ha tenido buen ojo el P. David, que se permite tomar sus vacaciones contando con tamaña misionera en su misión.

A Belén y Patricia les quedaba todavía una semana de trabajo con los niños y adolescentes que se había incrementado. Siguieron con las actividades incrementando las salidas a las diversas obras que se están realizando en Koribeni, varias salidas al río, entrevistas, exposiciones de fotos y otros talleres. Tanto niños como profesoras estuvieron encantados hasta el día 8, fiesta de Nuestro Padre en que ellas celebraron además el cierre de la escuela de verano con una hermosa fiesta donde no faltaron las representaciones y merienda entre todos. Descanso merecido ya para nuestras voluntarias que se comportaron con profesionalidad incuestionable y ternura manifiesta hacia estas criaturas, algunas de ellas especiales y con gran ausencia de cariño. Descansan sábado y domingo, en que saludan a las muchachas del internado que regresan de sus vacaciones; y el lunes día 11 estamos saliendo los tres para las comunidades del río Yavero.

En cuatro horas de carro, luego de parar a saludar maestros y niños en la escuela de Otinganía, antiguamente todos eran matsigenkas; y de parar junto a una hermosa quebrada para abrir un par de latas, cruzamos el Yavero por Estrella y tenemos que dejar el carro en el campamento de los obreros que están abriendo la carretera que llevaba con enormes derrumbes desde el comienzo de lluvias del año pasado. Nos aguarda un joven y un niño y caminamos bajo un sol de justicia alrededor de dos horas hasta penetrar en un hermoso camino de selva y en una hora mas estábamos en la comunidad de Kiraateni. Tanto Belén como Patricia caminan muy bien. El maestro se encarga de alimentarnos frugal pero fraternalmente y con el refuerzo de una latilla en cada refrigerio, tenemos suficiente. Sudor y ayuno, es el mejor método adelgazante. No falla. Pasamos todo el día y el siguiente con toda la comunidad que no son mas que ocho familias. A la escuela asisten 14 alumnos. Los hemos encontrado a muchos resfriados. La posta médica de Matoriato que es su comunidad madre, tiene dos técnicos de salud, pero en lo que va de año no se han dignado visitarles ni una sola vez. Mientras el padre habla a los adultos, los niños juegan con nuestras amigas aunque la comunicación no sea lo fluida que se quisiera, porque como sigue diciendo el profesor Javier: “todavía se están civilizando”. Patricia, micrófono de COPE en mano, aprovecha para entrevistar al maestro. No logra que Angelino, el curaca de la comunidad, abra la boca para cantar algo. Los dos atardeceres se prestaron a la meditación y las noches a la conversación bajo un espléndido manto de estrellas. El resto de la noche sobresaltado al principio porque creía que el Potaga (volcán) cercano entraba en erupción, hasta que comprobé que se trataba de toses y ronquidos alternativamente.

Pero el tiempo en el paraíso pasa veloz. Amanece el miércoles día 13 y tras la nueva erupción del volcán a lo largo de la noche, preludio de las mañanitas que intentamos cantar a Patricia que celebraba su xx cumpleaños. Debimos haberlo celebrado con shamani, pero Angelino se lamentaba que no había caído en la trampa nocturna que preparó. Con la generosidad del maestro y la última lata que quedaba, lo celebramos. Las despedidas y la marcha acompañados por Jaime y detrás supusimos llegaría Miguel con dos mulas para recoger la leche, azúcar, sardinas en lata, arroz y material escolar que traíamos para ellos. Belén y Patricia demostraron su capacidad en reponer llantas pinchadas e hinchar una de ellas por si acaso. El viaje feliz y acompasado por Juan Pardo que nos viene siguiendo desde que salimos. Paramos en Estrella para comprar algo y visitar a una buena amiga que nos ofreció un magnífico café.

Comemos en Wilcapampa y visitamos el colegio de alternancia con unos cuarenta alumnos. Nos invitaron a comer, pero ya estábamos hinchados, porque nos resarcimos de las carencias habidas en el interior. Llegamos en la tarde a Yókiri, comunidad donde todos responden a la llegada del padre. Durante la tarde los niños seguían encantados a las flautistas de Madrid. A Belén la recordaban con cariño. En la noche cine en el hermoso nuevo salón que acaban de estrenar. Las amplias y espléndidas escuelas están a punto de finalizar. Toda la comunidad se reúne y se abordan temas de interés como las próximas elecciones. Al atardecer, catequesis y celebración para todos. En la noche de nuevo cine. Patricia ha podido entrevistar al jefe de la comunidad que es un joven muy entregado a los suyos.

La mañana del viernes 15 amanece espléndida. Asistimos al espectáculo de su evaporación a medida que el sol las ilumina, como si se descorrieran los visillos de una venta con vistas a un mar de nubes y un horizonte poblado de montañas que dibujan al fondo el Pongo del Mainique. Nos despedimos y subimos a unos 1500 m. desde donde el panorama se hace mas sobrecogedor por su belleza. Luego vamos bajando hasta el valle del río Chapo. Como premio al buen comportamiento de las diaconisas concelebrantes, entramos a visitar la que fue primera misión del Urubamba: Chirumbia y a su alma: Lola, una mujer de setenta años con su trenza de colegiala y cara curtida por una vida fecunda, feliz y fiel a las catequesis del P. José Rodríguez que pasó sesenta años con ella en esa misión. En la actualidad nos dice que solo quedan diez matsigenkas. Todo lo demás es colonización. Nos brinda un buen café y su excelente memoria cantándonos motetes que aprendió de los padres: “Somos hijos de Domingo”, “Viva María, viva el Rosario, viva Santo Domingo que lo ha fundado” con el amenazador estribillo: “El demonio a la oreja te está diciendo: no vayas al rosario, sigue durmiendo” También nos entonó y sin falla alguna, el “Gloria inexcelsis Deo” de la misa de Angelis. Toda una maravilla. La invitamos que venga a descansar una temporada con nosotros a Koribeni. Nos promete que irá. Al atardecer de ese día llegamos a Koribeni.

El sábado y domingo descanso para alternar con los internos y frailes. La jugada infalible a parchís y la película al final de la jornada. Decía Patricia, tan aficionada al cine como Roberto, que había disfrutado con varias películas que siempre quiso ver y no pudo. La filmoteca de Koribeni las tiene.

Luego de la misa y almuerzo del domingo 17, estábamos saliendo de nuevo Patricia, Belén y Roberto hacia Pangoa, donde tenemos otro internado mixto con 25 estudiantes de secundaria. Llegamos al atardecer, luego de haber pinchado y arreglado la llanta. Tuvimos oportunidad de visitar al P. Alejandro en su parroquia de Ibochote. Saludos cariñosos para todos y compartimos la celebración dominical de nuevo con prédica y todo. También compartimos la cena y la película “Amigos inseparables”.

Y el lunes de nuevo carro desde Pangoa remontando el río Mantalo con idea de llegar hasta la punta de carretera que son 24 km., pero solo pudimos llegar hasta el 18 por derrumbes. Allá dejamos el carro y comenzamos la caminata porque tampoco había nadie esperando. A las dos horas de camino, éste desaparece por derrumbe y queda un barranco por el que debemos pasar. Cruzamos Patricia y yo, pero Belén se queda al otro lado gritando: ¡Seguid sin mi! Cuando está ya dispuesta al sacrificio y se ve en el fondo del barranco, se le aparece la providencia en la mano tendida del bueno de Jordán que viene a nuestro encuentro con su hijo y nos liberan de las mochilas. En poco mas de una hora estamos en casa de Fidel con sus dos esposas y once hijos, aunque los mayores ya los tiene “colocados”. Tomamos el masatito y seguimos otra hora hasta la casita de Adrián y sus hermanos, también con unos cuantos hijos. Luego del descanso y masato, cruzamos en balsa a la otra orilla. Animo el momento recordando que en ese lugar a finales del año pasado murieron ahogadas dos personas en el mismo intento. Pero hoy el Mantalo está tranquilo, aunque este río siempre es peligroso y traicionero. Toda la comunidad, tan solo cuatro familias y veinte niños, muchos de pecho, esperan al otro lado y toda la tarde es un encuentro festivo y juguetón. Los niños disfrutan con los juegos de Belén y Patricia. En la tarde hemos comido un buen trozo de mono en su salsa. A la mañana siguiente un desayuno con un buen trozo de pescado. Luego es el encuentro con todos los adultos con Roberto y los niños con las gringas. Todos lo pasamos bonito. En la tarde catequesis y celebración todos juntos. Luego se van despidiendo hasta mañana. Tenemos un tiempo hermoso para sentarnos los tres junto al río y contemplar las maravillas de Dios expresando sus grandezas en estas criaturas.

A la mañana siguiente, miércoles 20, una gran comitiva emprendemos la marcha hacia el carro donde tenemos algunos víveres sobre todo para los niños. Estamos en cuatro horas en el carro y entregamos los víveres y algunas ropas. Nos despedimos con la nostalgia de siempre y mucho mas en Belén y Patricia que tardarán mas en volver a ver estas maravillosas criaturas. Paramos a saludar y saborear el café de nuestra amiga Laura y enseguida estamos en Pangoa donde almorzamos y salimos ya hacia Koribeni porque es también el tiempo de las despedidas. En la noche celebramos con las chocolatinas ya coca-cola a la que nos acostumbrado las visitantes, el cumpleaños de Patricia y seguimos sin despejar las xx. Todo e jueves 21 siguen las despedidas y grabaciones para la COPE, y culminamos en la noche con una velada que realizan las internas en honor de Belén y Patricia.

El jueves 21 tempranito despedida de los frailes y salida hacia Quillabamba donde Roberto las embarca en una kúster hacia Cuzco. Todo se ha sucedido con la velocidad de un par de estrellas fugaces que han iluminado por un tiempo infinitamente breve, nuestro campo de misión. En el viento una palabra y un sentimiento: ¡GRACIAS¡

Roberto Abalos
Misión Koribeni agosto 2014