"Las caricias de Dios en África"
Lourdes nos cuenta su experiencia en Malabo, rodeada de niños alegres y cariñosos qué tanto la enseñan
Hace una semana que llegué a Guinea Ecuatorial por segunda vez. Mi aventura comenzó en septiembre pero tuve que regresar a España por motivos familiares y después de un tiempo decidí volver de nuevo a Malabo.Ha sido un viaje muy pensado, organizado, preparado y aún así no es cómo lo había imaginado, cada día me sorprende.
Estoy haciendo la misión en el orfanato de Malabo y también participando en actividades de la Parroquia de Santas Maravillas de Jesús.
Los que me conocen saben que mi debilidad son y han sido siempre los niños, por este motivo quería una misión rodeada de ellos.
Vivir aquí me está permitiendo reflexionar por qué el propio Jesús siempre tuvo una gran predilección por los niños, y los puso como ejemplo de inocencia, sencillez y pureza de alma. Es más, Él mismo se identificó con ellos al decir que quien reciba a uno de estos pequeños, a Él recibe. Para entrar en el cielo hay que hacerse como niño.
Cuando regresé al Orfanato, todos los niños vinieron corriendo, saltando, bailando a abrazarme. Y ahí es donde sientes el abrazo de Dios a través de sus favoritos, los más pequeños, los más inocentes, los más sencillos.
Aquí hay ruido, mucho ruido pero eso significa vida, luz, sonrisas, alegría y parece que son ajenos a todo lo que a nosotros nos preocupa día a día.
Son una gran familia de 150 hermanos que se ayudan, se quieren y se pelean como en cualquier familia, no todo es perfecto, claro que no, en ningún lugar lo es. Pero ves como las más mayores tienen cada una a "sus hijos" los quieren, los protegen, se encargan de que no les pase nada y si han ido al hospital porque han enfermado, son las primeras que están en la puerta esperando a que las "tías"( son las cuidadoras) regresen para preguntar cómo se encuentra su niño. Son madres coraje, sin haber sido madres aún, que estudian, trabajan, cocinan, hacen las labores del hogar, cuidan a los peques y las ves bailando, sonriendo y cantando mientras están tendiendo y ahí es donde está el verdadero sentido de la vida. Hagas lo que hagas, estés donde estés, hazlo con alegría y la contagiarás.
"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota." Madre Teresa de Calcuta
Lourdes Álvarez Casano (Malabo, Guinea Ecuatorial)