“Otras formas de hacer las cosas merecen la pena” - 8 de marzo. Día internacional de la mujer
Con motivo del día de la mujer, desde la campaña "Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza" se ha realizado un cuento que refleja muy bien la situación que viven miles de mujeres en el planeta.
8 de marzo. Día internacional de la mujer
“Otras formas de hacer las cosas merecen la pena”
Valorarás la importancia de tus comportamientos cotidianos (3er principio Decálogo Verde)
Son las 7:00 y el sol de la mañana comienza a iluminar la ciudad de Munbai. En los suburbios, conocidos popularmente como Slums, Siddhama camina hacia su trabajo en la cooperativa textil de Comercio Justo. Avanza conmocionada ya que, esa misma mañana, ha escuchado en la radio que van a cumplirse cuatro años del derrumbamiento de un edificio de ocho plantas en Savar (Bangladesh) que albergaba cinco fábricas de ropa. Murieron 1138 personas y varias miles quedaron mutiladas, sin posibilidad de volver a trabajar. La normativa del edificio violaba la normativa de seguridad y, el día anterior, un informe de la policía alertaba del riesgo de un derrumbe. Ordenaron cerrarlo y solicitaron a todo el mundo que no entrase. Pero, bajo la amenaza de despidos y de no cobrar sus salarios, las trabajadoras textiles fueron obligadas por los dueños de las fábricas a regresar al edificio para terminar los pedidos que tenían entre manos, cuyo destino final era Europa y Estados Unidos. Ya se sabe, era fin de mes. Siddhama se da cuenta de que acaba de llegar a su destino, una pequeña escuela financiada por la cooperativa, donde deja a sus hijos pequeños de dos y tres años. Esta, como otras muchas guarderías, se mantiene gracias a muchos consumidores que en Europa eligen Comercio Justo. Al principio, cuando empezaron a montar la cooperativa, no era así y tenía que dejar a sus pequeños solos en casa. En una ocasión secuestraron a los hijos de una compañera, algo terrible. Ahora pueden acudir a su trabajo tranquilas, dejando a los niños al cuidado de otras mujeres especialmente capacitadas para ello. Ahora, además también tienen cobertura médica, tanto para ellas como para sus familias e, incluso, un fondo para cubrir su jubilación. Ha oído decir que la gente en Europa tiene derecho a que el Estado provea de salud y educación a todas las personas y que algunos gobiernos quieren que la gente pague por ello. No lo entiende: ¡con todo el esfuerzo que habrá costado conseguirlo!
En este momento son 300 mujeres trabajando en la cooperativa en la elaboración de prendas de gran calidad, con algodón ecológico, que cada vez se venden en más lugares. Esto les ha permitido crear un fondo de crédito para prestarse entre ellas cuando tienen necesidades extraordinarias y escapar a los usureros. La gente, que al principio las miraba con extrañeza, ahora incluso las observa con admiración y, lo más importante, con respeto. "Ya no voy a agachar la cabeza nunca más" se dice a sí misma, mientras atraviesa la puerta de entrada de la cooperativa. Está muy agradecida a la formación que ha recibido y eso le ha permitido colaborar también en la administración de la empresa. Además, junto a sus compañeras, está muy contenta porque han recibido un premio internacional y, por primera vez en su vida, va a viajar al extranjero, a París, cuna de la moda y de la alta costura, nada más y nada menos. Allí espera aprender mucho, agradece el premio, pero sobre todo, hacer ver a las empresas de la moda, a los gobiernos y a los consumidores europeos que otras formas de hacer las cosas merecen la pena, otros enfoques de industria y comercio, enfoques que sean capaces de aunar prendas de excelente calidad, producidas con trabajo digno y respeto al medio ambiente.
Poco puede imaginar que, unas semanas después, encontrará en el avión, camino de París un folleto que habla de una cosa que llaman Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). No sabe lo que son, pero le llama la atención y comienza a descubrir que son las grandes metas que se han acordado para que todas las personas del mundo, de las generaciones actuales y futuras, puedan vivir dignamente en un ambiente sano y limpio. Se da cuenta, que muchas de las cosas que se proponen son aquéllas que están pudiendo poner en práctica en su cooperativa por las cadenas de solidaridad que promueven las redes de comercio justo.
Realmente le parece muy interesante este asunto. "Ojalá" -se dice a sí misma- consigamos construir algún día, no muy lejano, una sociedad nueva en base a un trabajo digno, que respete a las personas y al ambiente en el que tienen que vivir. "Un sueño hermoso por el que merece la pena implicarse" - piensa- mientras el avión comienza a remontar el vuelo.
Fdo. Pablo Ortiz Nicolás
Fundación Trabajo y Dignidad (REDES)