“Convirtamos el recuerdo agradecido en comunión de fe y frutos de buenas obras"
El misionero dominico Fr. Rufino Lobo recuerda a Fr. Francisco Arias tras su partida a la casa del Padre
2 de mayo 2023
Fue ayer cuando el P. Roberto me dio la inesperada noticia de tu fallecimiento y y el primer recuerdo que me vino a la memoria sigue tan presente que no me deja pensar en otra cosa.
Era la tarde del último día del año 1956 y los frailes dominicos de la comunidad de Corias y todos los apostólicos de la escuela mayor y menor de primero a quinto año llenábamos el salón de actos en cumplimiento de la sana tradición de sorteo de compañeros de año y de oraciones. Había pasado mas de la mitad del solemne acto cuando escuché por los parlantes: el Reverendo P. Francisco Arias Gonzáles, director de la escuela mayor, con el muy reverendo Rufinín Lobín. Lo que parecía una broma o una confusión, porque no se admitían como compañeros dos profesores o padres mayores, me llenó a un tiempo de vergüenza y gratitud. El Director de la Escuela mayor con el enano, y más ruin, del primer año. La gratitud fue mayor cuando para el día de Reyes de 1957 me llamaste a tu despacho para entregarme una pelota mas grande que mi cabeza de niño con la que llegué a jugar hasta romper las alpargatas.
Gracias P. Arias por hacerme sentir reconocido y grande cuando los meses anteriores me había sentido humillado y ultrajado por el compañero de curso del segundo año que me dieron los primeros meses y menospreciado por otros, por ser sobrino de uno de los profesores y responsables de la escuela menor. Experiencias de niño que no se olvidan.
Al pasar al año siguiente de la escuela apostólica a la Virgen del Camino, cambiaron los responsables de la escuela menor pero tú seguiste siendo el director de la escuela mayor. Gracias P. Arias por los años dedicados a la formación de los niños y jóvenes de la escuela apostólica con paciencia y amor de padre sin tener que cumplir el axioma entonces vigente: “la ciencia con sangre entra”. Tres años después, nos diste la sorpresa y para algunos el ejemplo de participar en la gran misión de los países de américa del sur en Argentina y al regresar no volviste a la escuela apostólica, sino de prior del Convento de Caleruega, convertido en segundo noviciado de la provincia. No tuve la suerte de tenerte de prior, porque el noviciado lo hice en Palencia.
En 1987, cuando ya habías iniciado en el convento del Olivar el Secretariado de Misiones para ayudar a las misiones del Perú, en Quillabamba los militares primero y después las autoridades habían intentado silenciar Radio Quillabamba con cuatro atentados contra las instalaciones de la granja de misiones donde estaban los transmisores. En el primero, en 1985, los militares pusieron bombas. En 1986 y 1987 las autoridades de la provincia lo intentaron prendiendo fuego o con bombas de fabricación casera. Después del cuarto atentado, recibimos una carta comunicándonos la ayuda que el Secretariado nos estaba enviando y sugiriéndonos que como ya eran cuatro veces sería conveniente que pusiesen de director de Radio Quillabamba a alguien que se llevase bien con las autoridades. Gracias Padre Arias por saber ayudar y atender a quienes hasta entonces no necesitaban y no habían solicitado ni recibían ayuda del Secretariado. Bien que nos sirvió para terminar el cerco perimétrico construido con ayuda de los campesinos y un edificio más seguro para los transmisores.
Gracias P. Arias por lo que me dijiste en Laberinto, donde me acompañaste, durante la visita a Puerto Maldonado, al ver los dos dormitorios que habíamos construido para alojar a catequistas de las Comunidades Cristianas rurales de la carretera hacia Cusco y el río Madre de Dios, en el curso mensual de formación en el fin de semana y de lunes a viernes sus hijos que solo así podían hacer los estudios de secundaria o bachiller en el colegio de Laberinto. Lo recuerdo bien: “Para esto pídeme lo que quieras porque la mejor educación que podemos dar a los adolescentes y ayudar a sus padres es que puedan vivir desde niños en una buena casa, con higiene, buena alimentación y estudios”. Lo dijo y lo hizo.
Desde entonces, y ya antes, el Secretariado de Misiones financió año tras años todo el proyecto de las Comunidades Cristianas rurales de Madre de Dios que después se convirtió en MOCRIPAM, que incluía, no solo el alojamiento y alimentación de los adolescentes de Laberinto sino las visitas y atención pastoral de todas las comunidades a orillas 100 km de la carretera hacia Cusco, 115 Km de la carretera hacia Iberia y Brasil, los ríos bajo y alto madre de Dios, el río Tambopata, el Piedras y hasta el Manuripe. Tambien la formación integral y permanente de los catequistas y miembros de las comunidades con cursos de religión, agricultura ecológica, salud alternativa, Leyes y Derechos Humanos, familia y jóvenes en el Apaktone de Maldonado, Huantupa de Laberinto y el Mojo de Mavila cada mes. Finalmente las becas de estudio no solo para secundaria en Laberinto sino para estudios superiores de los hijos de campesinos en las universidades de Maldonado y Cusco.
De los 97 años de su vida pocos datos puedo aportar y he conseguido encontrar del P. Arias: Nacido en Peredilla, en la provincia de León, el 1 de abril de 1926. Esto me hace recordar que ese día o el siguiente, fiesta de San Francisco de Paula celebraba ya en Corias su santo o cumpleaños. Por esas fechas hasta hace pocos años le recordaba la pelota de Corias al enviarle un saludo y felicitación. Siempre me contestaba y me aseguraba seguir recordando y rezando por las misiones y los misioneros.
Los estudios de secundaria que ofrecía la provincia de España eran en Salamanca o Corias entre 1939-1945; en octubre de 1945 debió comenzar su año de noviciado en Salamanca pues la fecha que ha quedado de su primera profesión es el 6 de octubre de 1946. La fecha de su ordenación sacerdotal que consta en los catálogos es el 06 de julio de 1952. Es muy posible que tanto el noviciado y primera profesión como sus años de filosofía y teología los haya realizado en San Esteban de Salamanca. Su primer destino debió ser la escuela apostólica de Corias; pues cuando lo conocí en 1956 era ya el director de la escuela mayor y en Corias permaneció hasta el traslado de la apostólica a la Virgen del Camino en León.
Gracias a la iniciativa y trabajo del P. Arias y Fr. Amado y los muchos voluntarios y voluntarias que durante años enviaban las cartas de las campañas y las felicitaciones a todos los que contribuían con algún donativo o eran familiares de misioneros. Las misiones del Perú fueron conocidas y los trabajos de los misioneros divulgados en la hoja de Selvas Amazónicas, queridos y apoyados material y espiritualmente.
Que el mismo Jesús que nos aseguró que hasta un vaso de agua dado al sediento en su nombre sería premiado por su Padre Dios, les conceda el descanso, la felicidad y la vida eterna de Dios. Que quienes nos hemos sentido apoyados y animados por su generosidad, entrega y ejemplo misionero convirtamos el recuerdo agradecido en comunión de fe y frutos de buenas obras que sean la base firme del Secretariado de los Misioneros Dominicos - Selvas Amazonicas por muchos años.
Fr. Rufino Lobo Alonso, OP, misionero dominico, desde la Misión de Koribeni