Día 29 de noviembre Día Sin Compras

El próximo sábado 29 de noviembre se celebra a nivel mundial el Día sin Compras, día en el que se invita a la ciudadanía a aceptar el reto de no comprar por un día y ejercer un consumo responsable el resto del año.

En septiembre de 1992 en Vancouver (Canadá) comenzó a celebrarse el Buy Nothing Day (Día sin Compras), y desde 1997 se celebra el día después de Acción de Gracias (último jueves de noviembre), cuando en Estados Unidos los grandes almacenes lanzan el Black Friday, una jornada de descuentos que marca la señal de salida de las compras de Navidad. Es un día de culto al consumismo que los movimientos sociales han señalado en rojo en su calendario como el día perfecto para realizar una acción global de protesta cuyo principal objetivo es concienciar sobre los efectos de nuestro consumo. En el resto del mundo celebramos el Día sin Compras el último sábado de noviembre, una fecha en la que las zonas comerciales ya están a pleno rendimiento de cara al consumismo propio de la época navideña.

Este Día sin Compras, el próximo sábado 29 de noviembre, se les invita a sumarse a las acciones mundiales del Buy Nothing Day con un reto: no comprar nada por un solo día. Si no tenemos más remedio, compraremos tan solo lo necesario para satisfacer nuestras necesidades básicas, reflexionando previamente sobre nuestra compra e informándonos sobre los productos que vamos a adquirir.

Si cada uno de nosotros hace el sábado un pequeño gesto como este que proponemos (no comprar durante un solo día), tenemos plena seguridad de que contribuiremos a lograr una transformación social en la que tanto ahora como dentro de un siglo, en el Norte y en el Sur, podremos vivir en condiciones sostenibles, justas y equitativas. Estamos convencidos de que el poder de la ciudadanía va más allá de lo que podemos imaginar.

En el Día sin Compras queremos incidir en la importancia de los impactos de nuestros hábitos de consumo en una sociedad en la que parece que todo lo que celebramos tiene que ser comprando, y en la que medimos nuestro grado de bienestar en función de la cantidad de productos que podemos consumir. El consumo es positivo en la medida en que genera un aumento de los niveles de renta y empleo, lo que afecta de forma directa a la prosperidad macroeconómica. Pero el consumo llevado al extremo, sin limitaciones, irresponsable y falto de reflexión e información por parte de consumidores/as, se transforma en consumismo o hiperconsumo.

Queremos llamar la atención sobre la forma en que a menudo consumimos: consumir de forma compulsiva sin pensar en el origen del producto, en la forma en que fue fabricado o en los impactos que provoca, genera daños medioambientales y situaciones de inequidad e injusticia social, siendo los más perjudicados los países empobrecidos, que sufren más las consecuencias de nuestro consumismo en forma de enfermedades, desplazamientos forzados, desastres naturales o vulneración de Derechos Humanos.

Desde la campaña Asfixia de Selvas Amazónicas centramos gran parte de nuestro trabajo en poner de relieve y denunciar situaciones de injusticia que nuestro comportamiento y nuestros ritmos de consumo están provocando en la selva amazónica.

¿Aceptas el reto? Un día sin compras, 364 de Consumo Responsable.