Sobre Educación
En el Día Internacional de la Alfabetización comienza una nueva sección del blog “Reflexiona y comparte”, en la que Dionisio F. Yáñez habla de educación y misión
Hablar de educación con educación en este país se está volviendo una tarea complicada. En primer lugar, debido a los/as políticos/as, que agarrados con uñas y dientes a su sillón deciden, cada vez que consiguen el poder, cambiar la ley educativa. Es una pena y quizás un sueño pensar que en algún momento algún/a atrevido/a sea capaz de sentarse a pactar algo que ya tenía que haber sido pactado. Por otra parte, la calidad del profesorado está más mermada debido a la falta de vocación. Parece que el sector “educación” carece de paro y se ha convertido en un refugio de aquellos/as que no encuentran acomodo en su verdadera vocación. El resultado final, profesores/as que detestan a sus alumnos/as y alumnos/as que no entienden a sus profesores/as. Finalmente, como tercera pata de una mesa que está más que coja: el alumnado que prefiere hacer cualquier otra cosa menos estudiar y trabajar. Valen vídeos, performances o cualquier tipo de distracción que permita el escaqueo de pensar, resolver problemas, analizar críticamente la realidad, etc. Por no hablar de gestores que nunca han pisado un aula y, por tanto, conocen poco o nada la realidad de una institución educativa. Burocracias de todo tipo, inundando a los/as profesores de estúpidas tareas que no benefician la tarea docente u otros tantos factores que dificultan los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, querido/a lector/a, este texto no iba de quejas sobre el sistema educativo, pero tenía, como educador, que, al menos mencionarlas. Este texto va de alfabetización y educación en la misión.
Y es que la educación se torna vital para el proceso de desarrollo de los pueblos y de las gentes. Sin embargo, no puede ser una educación cualquiera, sino que, en mi humilde opinión, tiene que contener una serie de rasgos que yo, personalmente, intento aplicarme y que paso a continuación a detallar:
- En primer lugar, tiene que fomentar el pensamiento crítico. Esto significa que el individuo/a al que educas o enseñas tiene que adquirir la capacidad de tomar decisiones sobre su vida de manera crítica. En algunos casos, incluso, irá contra tus propias opiniones. Ahora bien, si están bien fundamentadas, bienvenidas sean.
- Hemos de educar en la libertad. Estas decisiones, la manera de vivir de la persona a la que educas tiene que estar entroncada en una plena libertad de decisión. ¡Uy! Qué difícil es esto cuando, ciertamente, utilizamos la educación como un moldeadorperfecto de nuestro propio pensamiento.
- Tenemos que ser rigurosos. En el mundo del que yo procedo, en el que habito, las Matemáticas, esto es bastante obvio, pero creo que sepuede extender a todos los saberes. Educar rigurosamente obliga al educador/a a preparar minuciosamente cada lección, cada tarea, no solo ejecutándola de manera verbal sino vivencial y esto es realmente complicado.
- Hemos de educar en comunidad. ¿Esto significa la pérdida de la libertad de cátedra? No, ni mucho menos, significa tener la humildad de saberse finito/a y con eso de admitir la consulta como medio para crecer. La experiencia, en educación, es un grado altamente valorado. Tenemos que preguntar, aprender, ver que se ha hecho y entonces trazar un camino conjunto hacia una educación integral y comunitaria.
- Como último rasgo, ha de ser una educación estudiada. Los/as educadores siempre han de estar formándose, aprendiendo, compartiendo sus vivencias con otros/as. No puede nunca ser una formación cerrada y ciega a la cultura que vivimos.
En definitiva, la educación es y será siempre un camino de esperanza para las personas que la reciben, un motivo de alegría, una tarea seria y digna que no puede ser en ningún caso un arma arrojadiza, un recoveco de sueños frustrados o un juego más. Es algo serio, bonito, que requiere de un profesorado volcado y con vocación. Un profesorado, como dicen los jóvenes, 24-7, es decir que siempre esté educando y que siempre esté enseñando. Y finalmente, un profesorado o unos/as educadores en constante formación. La educación en la misión ha de formar personas libres, atrevidas, con capacidad de argumentación. Personas que desarrollen su pueblo y a sus gentes. Si como educadores/as no cambiamos ni ligeramente la vida de los/as educandos/as entonces algo de cómo lo hacemos tenemos que cambiar.
Dionisio F. Yánez, voluntario de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas. Profesor Titular de Universidad, Facultad de Matemáticas (Universidad de Valencia)