Martín… el de Lima, en Misión

En una calle de un pueblecito valenciano hay una casa de acogida para los “sintecho”. Al parecer depende de un tal Martín, de Lima. Dicen que siempre anda por ahí, pegado a algún nuevo ingreso con problemas de alcohol y exclusión que se ha pasado media vida viviendo en la calle. Martín es de baja cuna. Su padre, Juan, era un currante de Burgos y su madre, Ana, una negra de Panamá que nunca pudo casarse con su amor por aquello del racismo y la hipocresía de aquellos tiempos. Nos dicen sus compis que Martín está por aquí, que ya lo encontraremos tarde o temprano, pues seguro que está hablando con alguno que tiene problemas, o curando a otro que se ha hecho daño en la calle. Es una persona hiperactiva de la que a veces se tiene la sensación de que ha estado en varios sitios al mismo tiempo y se dice de él que tiene el don de curar, pues un joven de aquí, alcohólico terminal de cirrosis, sanó milagrosamente tras estar un día entero con Martín entre lágrimas y risas.

Cansados de esperar por Martín, salimos de la casa y nos vamos paseando calle abajo. En una esquina, bajo un portal de una casa abandonada, unas bolsas de plástico y unos cartones extendidos, delatan la presencia de alguna persona que vive en la calle, víctima de la pobreza y de la exclusión social. Hoy es una mujer, que está sentada sobre un cojín, probablemente encontrado en algún contenedor de basura cercano. Junto a ella, arrodillado, hay un hombre de color, más bien mulato, que le tiene cogidas las manos y que llora desconsoladamente con ella… “¿Martín, el de Lima?”, le preguntamos… “sí”, nos contesta… Nos sentamos con él junto a la mujer, charlamos con ella y le invitamos a tener fe en Martín, pues “tiene un don que sana a las personas enfermas o con problemas” …Pero Martín, el de Lima, nos corrige… “¡No, no!... yo soy solo reflejo de la luz… el que es la luz, el que tiene el don de sanarlo todo no soy yo, sino un tal Jesús, el de Nazaret… Él es el camino, la verdad y la vida… Y si queréis conocerlo lo tenéis muy fácil, porque está aquí… en vosotros”.

Dicen que san Martín de Porres fue el primer santo negro o mulato… ignorando que a los ojos de Dios hubo miles de santos anteriores a él que vivieron y murieron en el anonimato de los hombres… Además ¿Qué es eso del primer santo negro?... Si seguimos con esas distinciones acabaremos celebrando el primer santo cojo o el primer santo con los ojos marrones… que absurdo… como si Jesús nos hubiera enseñado algo así… Lo que sí hay que celebrar cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo, es que, gracias a Jesús, el de Nazaret, personas como Martín siguen vivas… “el que crea en mí vivirá para siempre” … ¿no os lo creéis?... pues salid al ocaso a la calle y buscad entre borrachos, entre las prostitutas, entre los inmigrantes de deambulan buscando entre las basuras algo que llevarse a la boca, o entre los que trabajan de sol a sol todos los días y no pueden pagar el alquiler… buscad ahí y encontrareis a Martín de Porres, el de Lima y delante de él al de Nazaret, iluminando la noche.

La fraternidad de laicos de Torrent en Valencia gestiona la fundación San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima para acoger y rehabilitar a transeúntes crónicos sin hogar y a mujeres en situación de exclusión social y vulnerabilidad. Somos personas normales como tú apasionados por la Misión, así que, si te sientes dominico, has llegado leyendo hasta aquí, y quieres avanzar en tu compromiso con Jesús, el de Nazaret, busca la fraternidad de laicos más cercana a ti y… ¡NO LE DES MÁS VUELTAS! 😉
 
Ángeles y Juan
Fraternidad Laical de Torrent