Con respeto y valentía digamos: BASTA YA
Sor Nadieska, misionera de la Caridad comparte su reflexión sobre la situación actual de Cuba.
“Se pasaron, ya se pasaron”. Es esta una frase muy común para decir: es imposible seguir viviendo así.
Recuerdo que cuando era pequeña escuchaba frecuentemente decir: "esto ya se pasó de castaño oscuro", y después venía el regaño más fuerte o el castigo, y uno ya estaba preparado cuando lo escuchaba.
Hoy repetí esa misma expresión: ya esto se pasó, sí, ya este país está al borde de todo límite, estamos enfrentando situaciones demasiado dolorosas, entre ellas, hambre. Lo repito: Hambre. Hay niños, ancianos, familias con hambre.
Se siguen pasando. En la zona donde vivo pasamos ayer once horas sin luz. No es justo, para nadie, y ya estamos en una caída absolutamente vertiginosa hacia el precipicio de lo irresistible.
¿Cómo pueden las personas llegar a sus centros de trabajo si no encuentran transporte?
¿Cómo pueden dar clases los maestros, y recibirlas los estudiantes, si no descansan en las noches?
¿Cómo pueden las madres enviar a los niños a la escuela si no hay pan, ni leche, ni nada con qué amortiguar el hambre de sus hijos.
¿Cómo pueden entender los ancianos que no les podemos dar pan en el desayuno porque no hay?
¿Cómo puedes escuchar sin llorar que te pidan un pedazo de boniato para aguantar la jornada?
¿Cómo callarme? ¿Cómo asimilar esto que nos está matando internamente como país?
¿Cómo hacer para acabar con tanta depresión, suicidios, desesperación de madres que no saben qué inventar de comida?
¿Cómo podemos seguir perdiendo horas y horas en colas de combustible sin saber cuándo venderán?
¿Cómo se invita a una marcha por lo que ocurre en la franja de Gaza? No digo que no recemos para que se acabe el conflicto pero, ¿con qué fuerzas, energías, si no podemos marchar pidiendo lo necesario para este pueblo?
¿Cómo no esperar un cambio, buscar juntos posibles soluciones?
¿A quién le interesa escuchar la voz de todo el pueblo?
¿Es que nuestros dirigentes están enterados de lo que acontece?
¿Es que seguimos preparando sus llegadas para que todo lo encuentren bien?
¿No tenemos derecho a lo normal, a lo digno?
No me cansaré de alzar la voz, de invitar a que escuchen al pueblo, a los cubanos. No importa que mi palabra no tenga fuerzas. No importa que algunos digan: "tienes razón, pero qué podemos hacer". Yo sigo escuchando a mi conciencia y en ella la voz de Dios que me sigue recordando que SOMOS DIGNOS, que nadie nos puede arrebatar esa dignidad, y eso sigue sosteniendo mi esperanza aunque mis ojos y mi corazón lloren de impotencia. Tengo la certeza de que Dios no nos abandona, sé que Él nos seguirá sosteniendo, que Él desea un pueblo que viva como Hijos, con dignidad. También guardo en mi alma la esperanza de un pueblo que podrá VIVIR sin AMO y en su PATRIA…
No pido nada más a Dios hoy. Que su providencia nos siga acompañando y regalando la fuerza para que este pueblo vea con sus propios ojos que la libertad es un regalo que nos ha sido dado, que el pueblo puede reclamar lo que es su derecho. Hoy, que ya hemos tocado tanto fondo, nos queda levantar la cabeza y la mirada, tomar conciencia de que resistir no es la solución. Que en todo momento busquemos diálogo, caminos, no silenciemos más la verdad. No apostemos por la violencia, pero ya no callemos más. Con respeto y valentía digamos: BASTA YA.
Sor Nadieska, misionera de la Caridad