Testimonio del misionero de José Ramón
Os dejamos el testimonio misionero del dominico fray José Ramón, que lleva 50 años trabajando en la selva peruana.
Hola, hermana en Cristo. Espero que te sirva para algo lo que te voy a escribir, si bien es difícil, pues no se puede expresar con palabras lo que uno ha vivido y sigue viviendo en estos mundos.
En primer lugar, te diré que lo que me trajo a estos mundos ha sido fruto de un vivir, durante la escuela apostólica y luego a través de la carrera, del conocimiento que teníamos por la revista de "Misiones Dominicanas" y de las cosas que nos decían los padres que vivían en estas tierras cuando nos visitaban. Comprendíamos que se necesitaba gente valiente para llevar el Egangelio, para ser misioneros de verdad, y hacer que mucha gente, que no concía a Dios, pdiera llegar a comprender quiénes eran ellos y luego ser hijos de Dios.
Durante los estudios se mantenía viva la vocación con las academias de misiones...Lo demás venía de la vocación que Dios nos ha dado y el espíritu misionero, sin temor a nada ni a nadie, como así ha sido. Dispuestos a ir a loslugares más apartados y poder hacer algo por el bien de los demás, enseñándoles a ser hombres, peronas y luego.
Con este espírito he venido con otros compañeros en el año 1962, nada más terminar la carrera y he trabajado en distintos puestos de misión, haciendo de todo, con distintas clases de personas, gracias al apoyo que tuvimos de quienes amaban las misiones, los misioneros, y así, muchas veces con muchas dificultades y muchas carencias ,sufrimientos de todo tipo, enfermedades, pero siempre con el ánimo muy en alto. A mí me costó ser operado de hernia cinco veces, por los esfuerzos en los caminos malos, pero no por eso echarse atrás. Con muchas caídas en moto, por los malos caminos. eso después de mucho tiempo, pues, en un principio, canoas y caballos, y en la línea once, o en el coche de San Fernando. Como dice San Pablo: peligros de ríos, de fieras, de caminos muy feos.... Visitando con sol, con lluvia..a la gente que nos esperaba con mucho cariño, y esa es la clave de encariñarse con los que estaban hambrientos de algo más.
He tenido que enseñar a toda clase de gente, a través de los 50 años que voy a cumplir en estas tierras, pero siempre dispuesto a dar la vida por quienes nos esperan. Gracias, repito, a la gente buena, hemos salido adelante, y esperamos que sigan ayudándonos, pues las necesidades son muchas, y los obreros pocos, sobre todo cuando hemos tenido y tenemos que seguir atendiendo a la gente en las noches lejos y por malos caminos, pues en el día tienen su chacra. Creo que por hoy está bien. Un abrazo y gracias nuevamente por su colaboración.
Fr.J.R.