Manda un Bizum al 01976

El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Misión en Villa Farré: alegría, fraternidad y entusiasmo

El misionero dominico Fr. Santiago Fernández nos hace llegar una crónica de la misión en uno de los barrios próximos a la Parroquia Santísima Trinidad de Montevideo

Fr. Santigao Fernandez, Misión Villa Ferré, Parroquia Santísima Trinidad Uruguay

Es nuestra costumbre, en la Parroquia Santísima Trinidad de Montevideo, (Uruguay) costumbre cortada por los dos años de pandemia, realizar una misión en alguno de los barrios de la extensa zona parroquial.

Nuestra parroquia tiene muchos barrios. Algunos cercanos a la parroquia y relativamente bien constituidos. Muchos que son asentamientos irregulares sobre terrenos fiscales o particulares. En los últimos años se han construido con ayuda del Estado, muchas Cooperativas de Viviendas.


Este año nos fijamos en la zona de Villa Farré que dista cuatro kilómetros de la sede Parroquial. En el contorno no solo está el barrio así llamado, con doce manzanas construidas, sino otras siete manzanas habitadas recientemente: Son cooperativas y también un complejo de 50 familias realojadas desde sus viviendas de chabolas en el barrio Chacarita.

En la convocatoria de misioneros se ofrecieron para participar cuatro estudiantes dominicos, procedentes de Paraguay: Hernán, Nacho,Misión Villa Farré 1 Montevideo, UruguaySantiago y Stifer. Vinieron también, desde Argentina, dos Hermanas, de las Misioneras Diocesanas: Stella, curtida en estas lides y que nos ha ayudado muchos años y Sofía, a punto de comenzar su noviciado.

Se han sumado algunos hermanos venidos del interior de Uruguay: Elena, Cecilia, Karina y Guillermo y los más disponibles y con posibilidades de la comunidad Parroquial, cuyo nombre omitimos, para no cansar a los lectores, pero que conste que se formó un ambiente de fraternidad, de alegría, de entusiasmo que son el principal logro del apronte para la misión.

Casi toda la comunidad parroquial está pendiente de la misión y colabora con la oración, el acompañamiento, los alimentos, el dinero. Cada comunidad de la parroquia se ocupa una noche de la cena, ya preparada cuando los misioneros regresan cansados al descanso nocturno.

Nos propusimos visitar a todas las familias. Algunas no mostraron interés en recibirnos. La mayoría, al estilo uruguayo, nos recibieron con respeto. Con pocas, logramos encontrarnos escuchando nosotros y compartiendo vida, la suya y la nuestra, y una oferta sobre presencia habitual de la parroquia en el lugar. Logramos reencuentros muy profundos en la Villa misma que conocíamos de antemano y con los realojados en casas dignas y que acompañábamos en su anterior emplazamiento, también en territorio parroquial...

A partir del tercer día organizamos encuentros comunitarios:

  • Encuentro musical, con participación de cantores de la zona y de los propios misioneros
  • Dos encuentros de niños y uno de adolescentes
  • Dos encuentros de adultos en casa de familia
  • Varios bautismos preparados en estos días
  • Un encuentro final desde la Eucaristía

Misión Villa Farré 3 Montevideo, UruguayEstos encuentros fueron lo más fuerte de la misión y posibilitaron convivencia, diversión y pequeña formación comunitaria de niños y adolescentes. Con los adultos que se juntaron compartimos la situación actual de ellos, su hambre de encuentros, su deseo de educar en la fe a los niños en la misma zona.

Nos acompañó a lo largo de los días un calor sofocante. Al carecer de templo o salón propio en el lugar, nos socorrió la comisión del barrio, ofreciendo el salón comunal con mucha generosidad y alegría. Nosotros con el "ingeniero" Gerardo y cantidad de peones montamos y desmontamos cada día (por la inseguridad) una techumbre de semisombra que sirvió admirablemente para cobijo y encuentro.

Los tiempos en que hubimos de estar protegidos a la sombra por el calor y por la importuno de las horas para visitar o hacer encuentros, nos ayudaron a un intercambio muy fecundo entre los misioneros, con nuestra historia de vida y de fe, la variedad de personas y países, la alegría de estar juntos para este tiempo de gracia que es la misión.

En la Eucaristía de despedida coincidimos gente del barrio, misioneros, personas de las comunidades parroquiales. Los mensajes de Mary y de Guillermo (desde las perspectivas del mismo barrio y desde la mirada del venido de afuera) tenían sabor de Nuevo Testamento, palabra viviente de quien nosMisión Villa Farré 2 Montevideo, Uruguayenseñó que su Palabra no pasará. En sintonía con el Evangelio que dio sentido a nuestra pequeña misión, de la siembra del grano que muere para renacer multiplicado y de la levadura que, mezclada con la harina, renueva la masa.

Para el futuro:

  • En la zona quedaron dos casas con patio interior techado, ofrecidas y ya estrenadas como lugar de encuentro.
  • Catequista de barrio, Mary, y uno de los misioneros, Fernando, ofrecidos para hacer iniciación cristiana a un grupo de 12 niños con cuyos padres tuvimos el primer encuentro.
  • Un grupo de unas 10 personas interesadas en tener encuentros periódicos de fortalecimiento en la fe que puede ser el germen de una comunidad cristiana en la zona.
  • Una imagen de la Virgen del Rosario ya recorría algunas casas y visitaba familias. Con el impulso de la misión se ha duplicado el grupo y promete ser más amplio, como una extensión de la comunidad hacia las familias que cuida la Madre de Jesús.

Agradecemos al Padre esta oportunidad. A cada misionero, su presencia y aporte. A tantos colaboradores silenciosos su participación. A cada hermano del barrio que nos dio ocasión de encuentro, que nos abrió su puerta o su corazón. Gracias a Jesús y su Espíritu por todo lo que quedó removido como la tierra que espera nuevas siembras. Gracias a tantos colaboradores de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas que con su interés por la misión de la Iglesia colaboran con oración y donaciones a esta pequeña misión y a tantas otras de más envergadura. Gracias.

Fr. Santiago Fernández Malumbres, OP,
desde la Misión de Montevideo, Uruguay.