Fray Santiago: el hermano, el amigo, el canoas, el maestro
El misionero dominico Ignacio Iraizoz recuerda a Fr. Santiago Echeverría tras su partida a la casa del Padre
Con el Padre Santiago me unen lazos muy especiales, al terminar su carrera en Salamanca llegó al Perú al Vicariato de Puerto Maldonado.
Desempeñaba el cargo de administrador. Lo que no es solamente hacer el papel de llevar números y cuentas; sino que conlleva administrar pedidos de los misioneros, enviar a los puestos de misión, lugares muy apartados y combinar el traslado, bien sea con la avioneta o aprovechar rutas que transitan vehículos, aunque de manera informal, el caso es hacerlas llegar.
En uno de los capítulos provinciales de la provincia de España, el provincial elegido que era de su curso y lo conocía muy bien, lo pidió para desempeñar el cargo de maestro de estudiantes en Salamanca. Tiempos difíciles y de cambios, se presentó con aspecto sencillo entre los estudiantes. La ingenuidad de estudiantes que se sentían ingeniosos, le sobrepusieron el apelativo de EL CANOAS, por su procedenciamisionera, tuvo varios episodios de inteligencia y viveza que le ganó el respeto y cariño de todos los estudiantes. EL CANOAS despectivo pasó a ser el apelativo cariñoso.
En adelante se ganó el sobrenombre de EL MAESTRO. En su diálogo cercano hablaba con gran entusiasmo de las misiones, avivando en algunos el gusto por orientar su vocación al Vicariato Misionero de los ríos Urubamba y Madre de Dios.
De nuevo vuelve al vicariato de misiones, destinado a Quillabamba, donde se forma un grupo de catequesis comprometiendo a toda la comunidad, donde él juega un papel sobresaliente, además se le encarga la dirección de radio Quillabamba. De Quillabamba pasa a Shintuya desplazándome a mí a Sepahua, río Urubamba, de Shintuya pasó a Timpía y Kirigueti donde despierta un afecto al mundo Machiguenga, esporádicamente también venía por Sepahua. En el río formábamos un grupo de amigos, la agudeza de sus expresiones eran la alegría de nuestras reuniones. Me animaba muchísimo en la atención al grupo nahua, grupo originario más numeroso que decidieron contactar con la cultura occidental en los últimos 30 años.
En una de las presencias en Sepahua sustituyéndome por mi ausencia, tomó una decisión radical: La misión proporcionaba agua a unos baños que le hicimos al grupo Nahua. Teníamos un convenio entre Misión y grupo Nahua. Ellos debieran cumplir ciertas normas de higiene, de lo contrario la misión les cortaría el servicio de agua, hasta que rectificasen y cumpliesen el compromiso, en un momento en que colmaron la paciencia del padre Santiago y les advirtió en voz alta “AHORA LES CORTO EL AGUA” y bajando la voz al extremo para que le escucharan algunos de la Misión, añade: durante una hora.
El entonces Vicario se comunicó conmigo vía telefónica que tomara la avioneta y me desplazara a Timpia para comunicarle al padre Santiago que había sido nombrado OBISPO DEL VICARIATO.
Ante mi inesperada visita y el anuncio que le transmití, me despidió con un no buen humor, sin aceptar el cargo de obispo. No es que rechazase el cargo por humildad, sino que tenía muy claro que su salud no podía comprometerle en el nombramiento y sobre todo que él tenía decidido terminar sus días con sus engreídos machiguengas y no podía abandonarlos.
Son muchas las anécdotas que vivimos juntos. Ahora solo quiero vivir en silencio nuestro pasado, uniéndome a sus familiares y amigos con un fuerte abrazo.
Fr. Ignacio Iráizoz Goldáraz, OP
Natural de Navarra, fraile misionero dominico en El Pilar, Quillabamba, Shintuya y Sepahua. Es un eminente misionero indigenista.