Entrevista a Amparo Álvarez, Misionera Dominica del Rosario
Os dejamos una entrevista a la hermana Amparo Álvarez y García, Misionera Dominica del Rosario, que se encuentra actualmente trabajando en la oficina de Derechos Humanos de Puerto Maldonado, en la selva peruana.
1.- ¿Que te llevó a ser misionera?
Mi vocación misionera fue un proceso lento, desde adolescente me gustaba escuchar a los misioneros cuando nos hablaban algunas veces en la escuela o en otros lugares, me gustaba también leer revistas misioneras, participaba en las celebraciones parroquiales y grupos, poco a poco iba interiorizando ese deseo e ilusión de donación y entrega al servicio de las personas necesitadas y a los 22 años tomé la decisión de ingresar a la Congregación de Misioneras Dominicas del Rosario.
2.- Describe un poco la labor principal que realizas en tu día a día, desde que comenzó tu trayectoria misionera.
En noviembre del 1972 llegue a Perú, estuve unos meses en la Comunidad del Patrocinio, donde apoye al Colegio y en agosto de 1973, se abrió una casa filial en un lugar llamado Leticia en el cerro San Cristóbal, acompañando y apoyando a las familias migrantes que llegaban de distintos departamentos en busca de mejores condiciones de vida.
Las tareas de cada día depende de los lugares donde he estado, no es lo mismo trabajar en Colegios Estatales como me ha tocado, que en trabajos pastorales, como el que estoy realizando estos últimos años, en este caso, la defensa de los derechos humanos, defensa de la vida y cuidado del medio ambiente con un gru¬po de voluntarias(os) y coordinando con otros grupos e Instituciones locales.
La labor que actualmente realizo en el Vicariato de Puerto Maldonado es el trabajo en Derechos Humanos, dando capacitaciones de reconocimiento de Derechos y Deberes en zonas de poco acceso a las Instituciones estatales y apoyando por medio de la oficina en asesoría legal, y acompañamiento en el proceso de los casos.
3.- Cuenta como es un día en la Misión.
Acogemos y atendemos a las personas que llegan a manifestar sus quejas, problemas, denuncias y casos que aten¬demos entre otros: demanda de alimentos; maltrato y violencia familiar; violación sexual; problemas de desalojo, de trabajo: explotación minera, maderera, robos, agresiones físicas, asaltos..., fundamentalmente son una serie de desafíos urgentes que engloba diversos campos.
Seguimos los casos a través del poder judicial, Ministerio Público y otra Instituciones para tratar de resolverlos. Asimismo, se realizan concertaciones entre las partes que tienen conflicto, antes de llegar a proceder legalmente.
4.- Alguna experiencia personal de las muchas que tengas.
Entre las experiencias que se dan por ser casos que podría llamar especiales por la transcendencia de cambio de su vida. Pongo en consideración el caso de un joven adolescente del Departamento de Abancay de padres alcohólicos votados por la calle. La Hermana mayor de 19 años con su pareja e hijito, y con sus tres hermanos menores decidieron viajar a Maldonado en busca de trabajo todos eran analfabetos. A los pocos meses de llegar vinieron a Derechos Humanos.
La situación que vivían era crítica, a esto se sumaba el apellido “Rata” degradante en Perú, por el que se burlaban de él, fueron tomaron conciencia y hoy este joven ha superado sus complejos. Es responsables, buen trabajador, estudiante, y unidos los hermanos para salir adelante y apoyan a sus padres que aun continúan en Abancay. Hoy en día esta a media carrera técnica de mecánica automotriz, a quien por su empeño y deseos de superación le seguimos apoyando en los estudios y cambio de apellido que el proceso está por concluir.
5.- ¿Por qué las misioneras se encuentran tan felices con su vocación? ¿Tan atractivo es ir a aquellas tierras lejos del hogar?
Porque hemos escuchado la llamada del Señor y la hemos aceptado con todas las consecuencias.
Dios Nunca falla y estoy convencida que Dios siempre premia el bien he hacemos.
Puerto Maldonado noviembre 2011