Manda un Bizum al 01976

El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

El niño nuevo

Un Dios muy grande habita dentro de cada uno de estos niños que se aferran a la vida con unas ganas locas de vivir.

Niño orfanato

Ayer me llevé una gran lección. La vida puede cambiar en minutos, sobre todo para los más vulnerables, los niños. Llegó un niño nuevo al orfanato. Tiene 9 añitos. Me fui a comer con las hermanas y cuando salí había un niño nuevo. Al principio creía que los niños me estaban vacilando porque no podía creerme que en cosa de 10 minutos la situación hubiera cambiado tanto, pero así era. El pobre estaba en una esquina hecho una bolita comiendo pipas. Cuando me acerqué a él noté que temblaba y tenía hipo del miedo que tenía. Al principio no me hablaba, pero poco a poco y con mucha paciencia logré ganarme su confianza.

 No había comido nada en todo el día y cuando llegó ya no quedaba comida en el orfanato, así que fui a la tienda de al lado a comprarle unas galletas. El pobre estaba muerto de hambre. Las devoró y no dejó ni una miga. Cuando empezó a hablarme, noté que tiene muchos problemas de lenguaje, es muy difícil entender lo que dice. Al cabo de un buen rato accedió a venir conmigo a que le hiciera un tour por el orfanato, porque ni siquiera se lo habían enseñado. Le enseñé todo y poco a poco fue perdiendo el miedo y la vergüenza.

nino-orfanato-2-normalAproveché también para hablar mucho con él y tranquilizarlo. Luego le dejé solo un rato. Cuando volví a buscarle le vi jugando con unos cuantos niños y me alegré enormemente de que se vaya adaptando tan rápido. Les propuse jugar todos juntos a un juego que tienen aquí muy parecido al escondite inglés y se apuntaron todos encantados.

Estuvimos los dos un rato en el cuarto de las mayores, ellas le dieron más comida. Estaba también una de las bebés comiendo galletas. Cuando llegó una de las mayores que tiene fama entre ellos de ser muy agresiva (de hecho, pega a todos para que les den su comida, sus chuches, para conseguir lo que quiere), le quitó las galletas a la bebé. En seguida, este niño nuevo le dio su comida a la bebé. Me enterneció enormemente pero me puse muy seria y le hice a la niña mayor devolverle sus galletas. Así, los dos pudieron comer lo que les pertenecía.

Cuando me fui le di un beso y un abrazo. Me marché muy preocupada por cómo pasaría su primera noche. Cuando he llegado esta mañana, han venido varios niños a buscarme corriendo diciéndome que este chiquitín me estaba buscando. Me he asustado un montón. Cuando le he encontrado ha salido corriendo hacia mí con una sonrisa enorme y los brazos abiertos. Me ha dado un abrazo enorme. He estado hablando con él y me ha dicho que ha pasado buena noche, que ha podido descansar bien. No se ha separado de mí en todo el día.

Me he dado cuenta de que no es que el niño hable mal, es que tiene dos campanillas entonces el aire resuena doble cuando intenta hablar. Estaba feliz porque era la fiesta de fin de curso y ha comido muchas cosas ricas.
ninos-orfanato-malabo-normalLa poca información que he podido recopilar de él es que le trajeron los asuntos sociales. Venía con el uniforme y la mochila del cole. Imaginaos cuánto dolor ha tenido que sentir. Una mañana te levantas para ir al cole y todo transcurre con normalidad pero, a la salida, te ves completamente abandonado. Sé que vivía con sus tíos porque me lo ha dicho él. Con solo 9 años ha vivido un doble abandono: de sus padres y de sus tíos.

Ayer le cambió la vida a un ser completamente inocente. Ayer un niño fue abandonado. No me quiero imaginar el impacto que va a tener esto psicológicamente en él. Nuestras figuras de referencia tempranas nos enseñan cómo relacionarnos con el mundo pero además, también suponen un elemento básico en la construcción de nuestra autoestima. Si ya nos duele cuando con cierta edad se muere un ser querido, o cuando nuestra relación de pareja se acaba, imaginaos perderlo todo con 9 años.

ninos-orfanato-malabo-2-normalEs una historia devastadora. Como ésta hay 149 más en el orfanato. Niños completamente resilientes que salen adelante como pueden. Luchadores natos que aún con la mochila tan pesada que llevan a cuestas irradian la alegría que a muchos nos falta. Sin duda, una historia de motivación y aprendizaje para todo aquel que se preste a conocerla. Un Dios muy grande habita dentro de cada uno de estos niños que se aferran a la vida con unas ganas locas de vivir. Son todo un ejemplo para muchos de nosotros, que aún teniendo de todo en la vida no nos basta.

La verdad que hay situaciones como esta que a veces se me vienen un poco grandes. Espero poder haber sido un rayito de amor en el verdadero infierno que pasó ayer este niño.

María Ibáñez Gabaldón - voluntaria misionera en Malabo, Guinea Ecuatorial