“Del Señor es la tierra y cuanto hay en ella” (Salmo 24, 1)
Fr. Miguel Ángel Gullón, OP, nos cuenta la situación de los campesinos de El Seibo en los últimos años.
Desde el cap. 4 del libro del Génesis donde se nos relata la historia de Caín y Abel pareciera que la historia de la lucha por la posesión de la tierra se actualiza. No es sólo un conflicto entre las personas sino también entre los países que quieren agrandar su territorio utilizando para ello la violencia combatiendo con sus ejércitos, matando a muchas personas inocentes, destruyendo las viviendas, contaminando la naturaleza, etc. La justificación del Central Romana en la Fiscalía por los salvajes desalojos de 70 familias en un camino público en desuso de El Seibo en 2016 fue: “La política de la compañía es expandirse”. Sí, todas las empresas buscan los mayores beneficios, es una respuesta de libro. Pero ¿a costa de qué y de quiénes? Lo mismo ocurre actualmente con el Grupo Vicini en Mata de Palma que tiene en zozobra a los campesinos de la Asociación “Valle de bendición” pues el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) le ha rentado el metro cuadrado a medio peso por 50 años. Con el caso de los Peregrinos de la Asociación“Mamá Tingó” de La Culebra todavía no han sido beneficiados con la promesa de volver a la tierra de donde fueron sacados con violencia en 2018 pues hay intereses fuertes de una familia con relaciones políticas gubernamentales del más alto nivel, amén de que les quieren posicionar en una tierra árida a más de una hora de donde viven, con caminos intransitables y en la que hay asentada una familia que muestra títulos de propiedad.
En estos últimos días ha arreciado la persecución a los integrantes de la Asociación “Mi propio esfuerzo” de Magarín pues, aunque tienen títulos de las tierras que cultivan, no han dejado de recibir atropellos por parte de personas armadas del CEA que les impiden entrar a sus conucos. Les han cerrado el libre tránsito con una gran puerta a la entrada del camino público y les han tumbado las empalizadas que cercan las fincas echándoles las vacas del Ministerio de Agricultura que han comido los sembradíos de yuca, ahuyama, etc. Lo más cruel fue la destrucción del ranchito del Sr. Benito Nazario, de 75 años, encañonándole en la cabeza, obligándolo a bajarse los pantalones y amenazándolo con abusarlo sexualmente... En el pasado mes de diciembre se realizó una reunión en el Instituto Agrario Dominicano (IAD) con autoridades del CEA y el Senador para denunciar esta situación. A resaltar la expresión de un alto funcionario: “si les vuelven a meter las vacas, maten una y cómanla con yuca”. Ahí se estableció un acuerdo en el que los campesinos no volverían a ser molestados. Pero el día 11 de enero volvieron a cortar los alambres echando las vacas a la vez que tumbaron más ranchitos. Los campesinos no enfrentaron a las personas armadas del CEA. Es de alabar su respuesta pacífica pues no cayeron en las provocaciones ante estas violaciones a su dignidad.
El día 13 de enero se acercó el Diputado Juan Dionicio Rodríguez Restituyo, Presidente de la Comisión de los DDHH de la Cámara de Diputados, a escuchar a los campesinos que estaban acompañados de los líderes de otras asociaciones. Con la Constitución en la mano animó a la Asociación, que se había congregado en pleno, a luchar por su derecho a la tierra y a enfrentar todos los abusos. Después encabezó lo que recordaremos siempre: tomó un martillo para romper los candados de la puerta que impedía pasar a los sembradíos. Era muy emocionante contemplar los rostros de alegría de los campesinos que alzaron en alto la pesada puerta para llevársela… nace el sueño de romper tantas puertas con el sello CR de fincas que han sido robadas a mano armada, llevando presos a los campesinos, con la complicidad de quienes tienen que castigarles.
Nos sigue inspirando la utopía bíblica: “Si Yahveh nos es favorable, nos llevará a esa tierra y nos la entregará. Es una tierra que mana leche y miel”(Nm 14, 8).
Fr. Miguel Ángel Gullón Pérez O.P.