Día Internacional de la Lucha Campesina: El testimonio de Altagracia
Conoce el testimonio de Altagracia Alfonseca, campesina de la Asociación Mujeres Unidas de los Hatillos, en República Dominicana.
Altagracia Alfonseca pertenece a la Asociación de Mujeres Unidas de los Hatillos y a la Federación de Secundina de los Reyes-Hato Mayor. Altagracia lleva más de 40 años viviendo en el campo, al que llegó desde la ciudad, tiene una parcela en la que trabaja la tierra. Su inquietud personal es que el municipio y la sociedad avance para que las mujeres tengan el espacio que merecen.
Las mujeres de su asociación llevan más de 20 años trabajando, se unieron al ver las necesidades de las mujeres: “Nuestra fundamental misión es buscar que la mujer se desarrolle a nivel económico, social, educativo… donde la mujer se empodere”.
La falta de recursos hace que desde sus asociaciones no hayan podido desarrollar todos los proyectos que querrían. Al preguntarle si la pandemia vivida globalmente les ha afectado nos cuenta: “Nos hemos visto afectadas, pero también se ha manifestado mucho la solidaridad”.
Muchas personas de sus comunidades perdieron su trabajo y con él su modo de vida. Sus reuniones han sido el espacio en el que han compartido su experiencia y cómo han enfrentado esta situación. En su testimonio nos explica cómo han organizado la solidaridad y el apoyo entre ellas: “Muchas mujeres dijeron: «yo compartí»; «lo que me llegaba lo compartía con la otra»; «yo llamaba a fulana»; «yo iba donde fulana que no tenía nada»; y así nos fuimos compenetrando cada una de nosotras, a seguir, a sobrevivir en esa situación de pandemia, de calamidad. Siempre la iglesia nos apoyó, como pastoral social, nos apoyó el Gobierno en cierto sentido, todo lo que llegaba nosotros lo compartíamos a la persona que no le llegaba nada”
La señora Alfonseca nos comparte que le mantiene con esperanza “la Fe en Dios y la fe en que vamos a hacer una sociedad mejor”.
¿Qué significan “las 3T: Tierra, Techo y Trabajo” del Papa Francisco para ella?
“Las personas necesitan techo, comida y trabajo, obligatoriamente, para poder desarrollarse en un país, porque sin eso no hay desarrollo en ninguna sociedad del mundo. Si la gente no tiene sus derechos fundamentales, que son la siembra, el techo, la comida nunca se avanzará. También la educación, una educación integral donde todos quepamos y todo sea más asequible a los pueblos. Que no solo se empoderen los grandes, si no que nosotros, los de abajo, también nos empoderemos y busquemos nuestro espacio”.
Este texto forma parte del artículo “La esperanza del campesinado en nuestros territorios de misión” publicado por Selvas Amazónicas por el Día Internacional de la Lucha Campesina
