Al ejemplo de Jesús de Nazareth soñamos con construir la civilización del amor y de la fraternidad
Manifiesto de los Jóvenes de la Parroquia de la Santa Cruz de Paraguay
Desde la Misión de San Roque González de la Santa Cruz los jóvenes de la Parroquia de la Santa Cruz (Crucecita) escribieron un Manifiesto y lo leyeron al final de la Celebración de la Vigilia Pascual, en él expresaron sus procupaciones, sueños y compromisos.
Manifiesto de jóvenes de la Crucecita
Los jóvenes de la Crucecita motivados por el espíritu de Jesús resucitado hicimos en estos días una revisión de la situación de nuestra vida y también de la sociedad, y percibimos que actualmente hay muchos hermanos crucificados.
Ante toda la comunidad parroquial denunciamos que cada uno de nosotros todavía seguimos crucificando a Jesús cuando permitimos que haya personas que vivan sin dignidad en la extrema pobreza, niños que trabajan en las calles, jóvenes sumidos en las drogas, que el narcotráfico continúe siendo alimentado por los tres poderes del Estado, indígenas que sufren discriminación al no poder acceder a los servicios básicos y numerosos campesinos asesinados impunemente mientras todos permanecemos impasibles.
Al ejemplo de Jesús de Nazareth soñamos con construir la civilización del amor y de la fraternidad.
Nosotros soñamos con un país donde las leyes no sean letra muerta sino fuente de libertad, justicia e igualdad.
Nosotros soñamos con un país seguro, donde podamos salir a las calles sin miedo a ser asaltados, asesinados o violentados.
Nosotros soñamos con un país donde la educación pública de calidad no sea un lujo sino un derecho garantizado hasta en el último rincón.
Nosotros soñamos con un país donde el sistema de salud pública sea eficiente, que los enfermos no mueran esperando atención médica y que los casos de negligencia tales como el del Pa’i Jorge sean evitados y condenados.
Nosotros soñamos con un país donde el mundo laboral nos ofrezca perspectivas de futuro, y que no seamos excluidos de los derechos del trabajador.
Si permanecemos indiferentes ante todos estos hechos, somos incoherentes y no podemos decir que somos cristianos, verdaderos seguidores de Jesús.
Conociendo esta realidad alzamos nuestras voces denunciándola y desde nuestros lugares nos comprometemos a ser agentes de cambio testimoniando la fraternidad y la solidaridad. Nos comprometemos a no ser cómplices de la corrupción y de la injusticia, a ser voz de los que no tienen voz concientizando a otros jóvenes del proyecto de Jesús y por eso decimos sí a la vida, sí a la solidaridad, si a la justicia, si a la paz, sí a la verdad y el dialogo, sí a la participación, sí al respeto de las culturas y sí al amor.
Culminando en nombre de todos los jóvenes y la comunidad parroquial les deseamos: ¡Felices Pascuas de resurrección!