Rebola en el día de la Visitación
Sagrario nos cuenta las celebraciones vividas en Malabo por la ordenación presbiterio de Fr. Esteban y nos felicita la Navidad
Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, el calor sofocante y las elegantes palmeras, que desearíamos más altas y más ventiladas, perfilan delante de la terraza de la misión de Malabo el horizonte del mar. Alegre la mañana que nos habla del Sol que nace de lo alto, a pesar de todo y cada día y cada Nochebuena qué lo volvemos a celebrar. Hoy hemos amanecido sin luz, ni aire acondicionado, ni wifi, ni iluminación en la iglesia, los laudes rezados casi a oscuras, y sin embargo,Él viene siempre, está viniendo, ya desde hace días lo celebramos aquí con especial alegría y júbilo, porque uno de los hijos de la misión dominica e hijo del pueblo de Rebola, fray Esteban Nkó Sipi acaba de ser ordenado presbítero, con su fiesta culminamos el Adviento. El sábado 21 la catedral de Malabo se inundó de cantos y ofrendas, las letanías de todos los santos se derramaron como lluvia de estrellas sobre el cuerpo del joven dominico tendido a los pies del altar. Si la celebración de la ordenación fue solemne, ferviente y entrañable fue su primera misa en Rebola, el domingo 22, acompañado por familiares y amigos.
El evangelio de san Lucas, que nos relata la Visitación, se hizo cuerpo y camino de fe y entrega ese día. El pueblo entero, abultado de casitas de colores sobre la colina abrió las puertas de los corazones y de la bonita iglesia para recibir a su querido hijo, para abrazarlo con cantos y danzas. Escuchando el evangelio, que, aunque no sea nuevo para muchos, se nos reveló en toda la frescura de la gran esperanza que transmite, supimos que ese era precisamente un día de Visitación. La homilía de fray Javier Carballo lo dejó bien claro, por si quedara alguna duda. Somos seres anunciados y visitados por el Verbo que se encarnó y resuena a lo largo de los siglos en los latidos de la Iglesia, de cada uno de sus fieles. El sacerdote, además, siendo el vocero magnífico de tal misterio en su ministerio consagrado.
El momento de las ofrendas fue especialmente emocionante, un precioso diálogo ritual, atravesando la nave central del templo, donde el pueblo reunido danzaba y coreaba la procesión con el atuendo y los gestos bubis, cada grupo ataviado con diferentes ropas multicolor. Cada color y cada ritmo con su lenguaje evocaba selvas, nubes, soles y noches, deseos, esperanzas, trabajos, alegrías y vigilias… heridas también y deseos de sanación. Un canto a la Vida y espantar la muerte, traído ante el altar, bendecido por el joven presbítero. Bendita tu, pequeña población de Rebola, entre las poblaciones de la pequeña isla de Bioko, del gran continente de Africa, porque el vientre de tus trabajos y desvelos, el hueco de tus esperanzas hoy ha sido colmado con la elección de uno de tus hijos para servir, como el Hijo del hombre, y siguiendo su ejemplo, pastorear a muchos, ser rostro de la misericordia y la compasión. La presencia de fray Esteban, hoy en el templo, mañana en las oraciones de todos, y vuestra presencia siempre agradecida en su oración sacerdotal, es signo y sacramento, del Dios-con-nosotros.
En el día de Nochebuena, por mi parte, no puedo sino agradecer infinitamente el haber estado entre vosotros en la misa y en la mesa de Rebola el cuarto domingo de adviento, contigo Esteban, con la comunidad dominica de San Martín de Porres, con la que ya es un poco mi parroquia, santa Maravillas de Jesús…
Y desde esta misión que tanto me regala desearos a todos, a los de aquí, y a los de allá, que me habéis enviado, una Navidad plena, feliz, encarnada en lo hondo de la compasión y colmada de bendiciones.
Sagrario Rollán