Misión intercultural
Segunda semana de Ana y Patricia por Camboya con las Misioneras de Santo Domingo.
¡Más impresiones!
Intertulturalidad: proceso de comunicación e interacción entre personas y grupos con identidades culturales específicas, donde no se permite que las ideas y acciones de una persona o grupo cultural esté por encima del otro, favoreciendo en todo momento el diálogo y la concertación.
Nuestra segunda semana en Camboya nos regala otra sorpresa; Koinonia, un grupo de jóvenes coreanos dirigidos por el Padre Peter y la Hna Ester Palma (de la orden de los servidores del evangelio de la misericordia de Dios), poder conocerla ha sido una de las mejores cosas que nos llevamos de esta experiencia. Para poder entender la realidad del pueblo camboyano nos adentramos en su historia visitando el Tuol Slang, Killling Fields y los maravillosos templos de Angkor: un alto en el camino obligatorio para poder llevar a cabo nuestra misión, reconstruir un colegio en Traeng Truyeng, una zona rural que tras el paso de las Hnas Dominicas y el Padre Daniel (coreano), viendo la gran cantidad de niños de la zona sin escolarizar, propusieron construir una pequeña escuela pero esta estaba hecha con medios y materiales precarios. Sin embargo, las lluvias torrenciales (que duran seis meses al año) hacían imposible dar clase allí.
Trabajar conjuntamente coreanos, filipinos, camboyanos, españoles y americanos por esta iniciativa nos demuestra que aún hay esperanza para este pueblo. Ver a los niños de Traeng Truyeng cargar ladrillos, las mujeres cocinar y llevar arena de un sitio a otro, a los hombres hacer cemento y las paredes de ladrillos, siempre alegres, agradecidos, sin dejar que se les note el cansancio, es una imagen que no vamos a olvidar nunca. Ha sido un placer formar parte de este equipo y poder aprender de sellos tanto las tareas de construcción como su actitud de entrega. ¡Qué importante ha sido la labor de las Hnas Sor Julie, Sor Salve y Sor Victoria en este pueblo! Siempre atentas de quién necesitaba agua, algo de comer, de tener todo el material necesario preparado a tiempo, de compartir momentos con la gente y preocuparse por cada uno de ellos.
También queremos agradecer a Koinonia el esfuerzo económico fundamental para poder llevarlo a cabo y dejarnos participar no sólo en sus actividades físicas sino también en su crecimiento espiritual, en sus momentos de reflexión y compartir diarios. Y como este colegio, ladrillo a ladrillo nuestra misión se está convirtiendo en un regalo para nuestros corazones.