La misión, un estilo de vida

Aquí en la comunidad de frailes de Uruguay se respira Evangelio, fraternidad y dominicanismo. Una apuesta por acompañar a los más pobres, compartiendo el camino, de forma austera, pero con mucho amor y proponiendo el Evangelio como proyecto de vida.
 
Al empezar el paseo por el barrio de la periferia tuvimos la suerte de ir con Fr. Santiago, toda una institución porque ha marcado la vida de mucha gente, con sus visitas, su saber escuchar y compartir. Nos decía que lo que más le impresionaba el primer año aquí, era que los niños y jóvenes le dijeran, "Padre a mí nunca me ha querido nadie". Nos decía que las familias están tan desestructuradas que se vuelven a juntar y no reciben el cariño que necesitan.
 
Visitamos a verías personas, Sandra, lo primero que nos dijo, aquí hace falta mucho Amor, a veces das un abrazo y los chiquilines se sorprenden. También nos cuenta que en el barrio son muy solidarios, el otro día se le quemó la casa a uno y con la solidaridad de los vecinos, en 15 días tiene una mejor. Es la catequista y dice que sujetarse de Dios le da fuerza y esperanza, nos cuenta que hace casi dos años su hermano se suicidó. Cocina y vende lo que cocina, nos cuenta muy agradecida que aprendió en la Academia Popular de la parroquia Santísima Trinidad.
 
Nos encontramos con una joven, Carla, dice que no le gusta el barrio, que ir al merendero de la parroquia era lo único que la sacaba de la realidad. Ella se crio con un padre que consumía pasta básica y no quiere repetir el mismo esquema ni criar a sus hijos en ese ambiente. Está trabajando en la empresa que suministra las ollas populares. Más de una vez ha pensado poner una olla en el barrio, pero luego lo piensa y ve que no les haría ningún favor, nos dice que, si tienen dinero para la droga, tienen que tenerlo para dar de comer a sus hijos.
 
La Iglesia aquí no es de masas, es un país muy laicista, pero en esta zona que acompañan los frailes hay comunidades eclesiales de base en los barrios, dónde comparten la fe, hacen apoyo escolar, merendero, ropero…En algunas tienen capillas, en otras se reúnen en casas de familia a compartir y celebrar la fe. El otro día celebramos en una de esas casas la comunión de un niño, la fe como en sus orígenes, desde lo sencillo y fraterno. Santiago nos contaba que un día vino una señora con su nieto, con las cenizas de su hija en la mano, y les dijo a los frailes “quiero que sus cenizas se queden aquí, era el único sitio en que mi hija era feliz”. La madre que era atea convencida, el otro día le preguntó a Santiago que a qué hora era la misa.
 
La pastoral social es muy activa, se preocupa mucho por la gente, por sus necesidades materiales y educativas y de acompañar a los que están solos o enfermos.Estuvimos en la entrega de las canastas, y antes de darles algo de comida y una manta para el invierno, rezamos juntos, poniendo en valor el Amor que Dios nos tiene y que siempre nos espera.
 
Lo que más me sorprende es la cantidad de drogadictos, sin dientes, rebuscando en la basura, sin rumbo, una de las grandes cruces en Montevideo...Hoy, mi último día aquí, hemos ido a celebrar la eucaristía a la fazenda de la esperanza, un centro de rehabilitación de drogodependientes. Eran todos muy jóvenes, Fr. Cristino les ha invitado a compartir sus deseos, y además de curarse, ser hombres nuevos...ha dicho uno recuperar la relación con mi madre a la que he hecho sufrir mucho...Uf menuda emoción se respiraba en el ambiente. Había un chico que tocaba la guitarra y unas canciones preciosas, "Dios nos quiere y nunca nos abandona", en el perdón "renuevame por dentro". Se trataban como hermanos, por como se miran y apoyan, en el Padrenuestro todos dados de las manos, se han dado la paz entre todos. Y todos se acercaban a la comunión, el que no se sentía en comunión con Jesús cruzaba los brazos y Cristino les hacía la señal de la cruz en la frente con una frase "Que Dios te dé fuerza y acompañe a hacer realidad tus deseos". Al acabar uno nos ha contado que los primeros sábados del mes celebran la eucaristía con las familias que vienen a verlos y eso les da fuerzas para todo el mes. Muy bonita experiencia de despedida.

 
Gracias Santiago, Germán, Cristino, Felipe, Pedro, Rafael y Guille por la acogida, por ser un ejemplo de servicio, de entrega, de fraternidad. Gracias Carmen por compartirlo juntas, ha sido un regalo encontrarnos con Dios en vosotros y en la gente, rezar y celebrar juntos la fe. ¡Gracias por vuestra forma de ser y de estar que tanto nos enseña!

Belén Sánchez Gil