“Iglesia de puerta abiertas”
Belén Rodríguez Román nos comparte su experiencia de voluntariado misionero en Uruguay, en el calor de la Familia Dominicana que reflexiona, reza y es misión.
Primera parada: Parroquia de Nuestra Señora del Rosario y Sto. Domingo, aunque popularmente: “Cassinoni” (ya que es la calle donde se encuentra) situada en la zona urbana de Montevideo.
De los 45° del pleno verano en Córdoba, España me dirigí al húmedo invierno de Montevideo, Uruguay. Solo hizo falta una buena estufa y contactar con la calidez del/de la uruguay@ y en concreto con la Familia Dominicana Uruguaya,para entrar en el calor humano de la misión.
El primer día…¡fiesta por todo lo alto! para celebrar en familia, el día de Nuestro Padre Santo Domingo. Día de oración al estilo dominicano, donde todas sus ramas,hermanas, frailes, jóvenes y fraternidades tenían su espacio de reflexión y predicación. Unidos en comunidad, desde la contemplación y la formación íbamos vislumbrando la Verdad, Dios. Tras lo vivido y compartido, estábamos dispuestos a caminar desde la compasión,para dar respuesta a las realidades sociales que nos encontraríamos.
Desde la Parroquia de “Cassinoni” fui conociendo la vida de los frailes, la bonita comunidad que formaban y la gran labor que hacían en un país ateo, agnóstico,… y con tantas respuestas espirituales y sociales a las que tenían que hacer frente. Conocí el día a día de una parroquia , donde a demás de haber espacio para la oración,había espacios de formación a través de charlas, grupos. Uno de los proyectos bonitos que conocí, con el apoyo de Misioneros Dominicos- Selvas Amazonicas, era el taller de promoción humana. Un proyecto que a demás de contar con las cestas de alimentos para los más vulnerables, tenía también un lugar donde poder trabajar la parte humana de dichas personas, contando para ello con dos trabajadoras. Un espacio de trabajo personal, de convivencia y de búsqueda de salida de la situación de vulnerabilidad.
A demás de contar con este proyecto, era una Iglesia abierta para otros grupos, como Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos, Jugadores…donde se les facilitaba el espacio diariamente y de una manera indirecta, se les apoyaba.
Una Iglesia que también trabajaba de puertas para afuera, donde a través la pastoral social, mantenía la unión con la otra Parroquia de Trinidad donde existía más dificultad y mayor vulnerabilidad. A través del “ropero”, voluntarias se encargaban de recoger y mantener en buenas condiciones ropa que serviría para dar a los más necesitados y para mercadillos solidarios. Un lugar de encuentro que se compartía con la “academia”, espacio donde se facilitaban talleres de italiano, bordados, literatura… Sobretodo era un lugar donde se compartía vida, preocupaciones, alegrías, buscando cuidar la parte humana.
Poder sentir y vivir todo esto en una sociedad perdida, con tan alto porcentaje de depresión, de suicidios, con un gran número de personas adictas, perdidas, minoritariamente creyente, además de ser todo un reto, era un mensaje claro de esperanza. Empaparte de encuentros maravillosos llenos de amor, y tener espacios de oración y reflexión, eran Confiar que la mano de Dios siempre estaba disponible, y para todos.
Una Parroquia y una comunidad muy dominica, que quiere ser trasmisora de la Verdad a través de la formación y de lo cotidiano, de la escucha y el acercamiento. En “Cassinoni” desde la primera hora del día a la última de la noche la Iglesia está dispuesta para la oración y para que la Eucaristía te trasforme. También a través de otros espacios como “la oración para los jovenes”, un momento de encuentro en torno a Jesús y la Palabra. Las puertas siempre están abiertas recibiendo a quién tiene necesidad de Encuentro, con Dios y con los hermanos que siempre te dan la mano, con mate o te acompañado de dulce o salado.
Belén Rodríguez Román