Enfrentando la Corrupción: Una Lucha por la dignidad de los más humildes.
Maite Moreno Fabra ha acompañado a los crucificados en El Seibo y vuelve con la esperanza de la resurrección en sus luchas
Creo que ya es la sexta vez que paso unas semanas de voluntariado misionero en El Seibo (República Dominicana) junto a las y los trabajadores de Radio Seibo y la comunidad de Frailes Dominicos, pero es la primera vez que vengo en tiempo de Semana Santa y que comparto la Cruz de los más desprotegidos en un tiempo litúrgico tan significativo.
Sin desmerecer a este maravilloso país y sus gentes, que siempre nos acogen con entusiasmo y alegría, no me puedo callar los abusos de los que soy testigo, porque lo que quisiera es ser testigo de su resurrección. Pero para eso, para que puedan resucitar y ser restaurados en sus derechos vulnerados, es importante que se establezca en esta República una administración de justicia imparcial e incorrupta coordinada con los cuerpos y fuerzas de seguridad de su estado.
Esta vez, he sido testigo directo de cómo no se puede presentar una denuncia en fiscalía porque de palabra la inadmite a trámite, literalmente, por no estar el fiscal presente en las dependencias. He sido testigo de cómo con una orden judicial de detención, dictada hace más de dos años por un órgano judicial, no es ejecutada por la policía alegando no conocer al implicado. He sido testigo cómo un fiscal (que en la República Dominicana instruye los procesos penales) alega argumentos civiles para no procesar a personas implicadas en hechos presuntamente delictivos; y lo peor, he sido testigo de que, sin pagar, sin ofrecer dinero a cambio, el expediente judicial no avanza. Si eres una persona de escasos recursos, olvida tener un proceso judicial de conformidad con lo establecido en el artículo 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
De todo esto he sido testigo en el contexto de las tierras de La Culebra, en El Seibo, donde campesinos con título de ocupación desde tiempos del presidente Balaguer, son extorsionados, pisoteados, arrasados y expulsados de sus tierras, por presuntos caciques locales apoyados por empresas y narcos que necesitan del terreno para acaparar, si cabe, más riquezas.
La corrupción en el sistema judicial es como una enfermedad insidiosa que corroe desde dentro. Se manifiesta de diversas formas: operadores jurídicos sobornados, evidencias manipuladas, y procesos legales tergiversados para favorecer a los poderosos. En este escenario, los derechos fundamentales se convierten en meras palabras en un papel, sin valor ni significado real para aquellos que más los necesitan.
Ante tales indefensiones, ante tales vulneraciones de derechos, a los campesinos sólo les queda una opción: llamar a los dominicos y denunciar los hechos en Radio Seibo, que por supuesto, los contrasta y los publica para ser voz de los más humildes.
Los y las voluntarias en misión, tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta injusticia. Es nuestra responsabilidad levantar nuestras voces y exigir rendición de cuentas a las autoridades judiciales y policiales de El Seibo.
Hoy, que escribo estas líneas horas después de la Vigila Pascual, alzo la voz por las cruces de tantos hermanos y hermanas que necesitan una administración judicial limpia de corrupción.
Tirotean varias familias de Los Peregrinos de El Seibo en Vicentillo - Radio Seybo (radioseibo.org)
Maité Moreno, voluntaria en Misión
