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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

El Señor habla por igual a todos los pueblos

La misión es compartir la fe: Irene nos comparte su testimonio a la vuelta de la Misión de Malabo

Irene voluntariado Malabo 1

Por un tiempo más breve del que me hubiese gustado comencé mi primera misión con unos nervios que se fueron yendo con cada abrazo y cada palabra de acogida al llegar a Guinea Ecuatorial.

Como estaba ya iniciado el campamento Verano Útil, mi tarea comenzó apoyando el grupo de Oxford, los niñosirene-voluntariado-malabo-3-normalmás pequeños del campamento, que enseguida me llenaron de cariño nada más conocerme. Pude experimentar, ya desde primer momento que aquellos abrazos eran solo el principio de unos días llenos de sonrisas.

Llegué en un día que tenían partido de fútbol y todos los grupos del campamento estaban participando o de espectadores, cuando comenzó todos pusieron sus sillas y se respiraba un ambiente de risas y juego. La tarea era simplemente estar juntos… aunque me lo habían dicho, me sorprendió descubrir que había allí un ritmo distinto, lleno de paz, sin muchas prisas. “Ritmo guineano” le llaman entre risas, pero es mucho más que eso, es la paz y la alegría de estar aquí y ahora, es hacer vivo ese “no anden preocupados” del Evangelio. ¿Para qué? Si Dios nos cuida. Fui descubriendo esa certeza que allí hay, que de alguna forma te lleva a poder hablar, estar, compartir con el otro... Este es uno de los regalos que me traje de vuelta de la misión: vivir el presente sin preocuparte demasiado.

El día empezaba pronto, en las misas de la mañana, que comencé a compartir con mi compañera Ana (quien lasirene-voluntariado-malabo-2-normaldisfrutaba como nadie), los cantos compartidos ya decían una alabanza hacia Aquél que nos había reunido allí, a km de nuestras casas. Empezaba así el día saludando a la comunidad que asiste a la misa de 6:30, que ya al siguiente día comienzan a ser caras conocidas, y al siguiente, hermanos y hermanas.

Las tardes en el orfanato fueron todo un aprendizaje, una enseñanza de vida, de superación, de ver el sufrimiento de la mano del Amor, historias duras que resultan en abrazos y en abrirse, llorar juntos, apoyarte en quien tienes al lado, en quien Dios va poniendo en nuestra vida, aunque llegase ayer. Yo iba preocupada con no tener todo el tiempo que necesitaba, pero ellos, con su rápida forma de Amar, me desmotaron que cada minuto cuenta, que el Amor es ya y ahora, y que un solo segundo de escuchar, mirar, abrazar, estar… es un amor que no cae en saco roto, pues a mí me llenó cada uno de esos segundos abrazados.

Los días pasaron y cada uno fue teniendo su sorpresa. La vida en la parroquia ha sido una de las cosas que me ha enamorado, rodeada de cantos, de gente, de misas, de coros, de fiestas. Santa Maravillas de Jesús es un parroquia muy viva, centro y corazón de un barrio que se torna en una comunidad preciosa. Tener la oportunidad de respirar la vida allí es otro de los regalos que me traigo. La tardes llenas de saludos afectuosos, las misas que se oyen de fondo, los cantos, el sonido de los niños recogiendo agua y jugando entorno a la iglesia… el Señor debe estar feliz de ver a sus hijos vivir con Él en el centro. Me vuelvo, además, con el sentimiento de ser ya parte de esa comunidad que acoge al que llega con los brazos abiertos, agradecida en especial a Fray Jesús, quien, con infinita paciencia, ha ido acompañando todos nuestros pasos durante cada día y del que he aprendido mucho, por sus silencios, su paciencia y su fidelidad al Señor.irene-voluntariado-malabo-4-normalEntrar en una parroquia que está en el otro lado del mundo y sentirse en casa es una completa experiencia de Fe, que se experimenta cuando uno se deja guiar por el Señor. Es el don de no sentirte sola nunca. Al entrar en Santa Maravillas, además, reza en la iglesia en grande “Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”, y estas palabras se me quedaron grabadas en el corazón. “Casa de oración”: pues su fin principal no es más que el encuentro vivo con Dios a través de la oración y la alabanza. Y “para todos los pueblos” pues la casa de Dios no está para unos pocos, sino que está abierta a todas las naciones, razas y culturas. Es un anuncio de su universalidad.

irene-voluntariado-malabo-5-normalLlegué a Guinea por medio de una llamada de Dios, que se sirvió de Lourdes, quien me habló con tanto amor de este País que tuve que ir a conocerlo.

He tenido en mi vida experiencia de como Dios me ha ido salvando, y un día sentí la necesidad de contarlo allá donde fuese. En esta primera misión, descubrí con inmensa alegría, que Dios habla por igual a todos los pueblos. Cada uno con sus costumbres, su riqueza, sus tradiciones, ahí está Él, sacando lo mejor del ser humano en cada rincón, salvándonos a todos.

La misión es compartir la fe, allá donde vayas, abrir el corazón y dejar entrar a otros. Y sin duda, esta parte de África ha llenado una parte del mío.

Irene 
Voluntaria misionera en la Misión de Malabo, Guinea Ecuatorial