Desde Montesclaros en misión a África
Sagrario, voluntaria misionera: Un testimonio de fe y misión que le nació en Cantabria y hoy vuela hacia el continente africano

Comparto estas reflexiones desde Montesclaros. Me encuentro en un enclave maravilloso del sur de Cantabria presentando Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas: su labor a lo largo de los años, y mi experiencia en misión. Aquí es donde tuve noticia por primera vez de Misioneros Dominicos. Durante muchos años, desde hace casi 30, en la hospedería que se encuentra junto al santuario de la Virgen de Montesclaros, regentada por los dominicos, se ha reunido un grupo familiar de amigos, en un ambiente cultural y festivo. Fueron primero los encuentros de poesía con Fray Emilio Rodríguez O.P., disfrutando los aires de la montaña sobre el nacimiento del Ebro con gente venida de lugares como Barcelona, Extremadura, Andalucía, Madrid, etcétera.Con el COVID se interrumpieron, como tantas cosas, de las que algunas se han podido retomar y otras no. Nuestros encuentros dependían de la gente que conformaba esos grupos, algunos fueron falleciendo, entre otros el hospedero, el querido padre Suárez y también Fray Emilio Rodríguez, el poeta que nos recitaba cada comienzo de agosto en las vísperas de Santo Domingo sus nuevos poemas.
Como digo aquí conocí el Secretariado de Misiones “Selvas Amazónicas”, en un folletito muy pequeño que había a la puerta de la Iglesia del santuario, que promocionaba e invitaba a colaborar con becas para los niños de las selvas de Perú. Hice una suscripción y empecé a recibir boletines con algunas noticias cuando todavía no existía la revista tal y como hoy la conocemos. Aquí surgió entonces mi ilusión por colaborar como voluntaria misionera, leyendo los testimonios de quienes viajaban a lugares de misión en América, religiosos y también laicos. En aquel momento mi vida familiar era un tanto complicada, al igual que mi tarea profesional. No podía proyectar, ni apenas imaginar, alguna salida en misión como las que luego he llevado a cabo, pero la semillita estaba ahí.Porque además la presencia del padre Zabala, con su barba infinita, preparando los inmensos contenedores trasatlánticos con toda clase de cosas que irían a parar a poblados y puestos de misión allá en los lejos, nos hacía soñar todo un mundo de aventuras.
Ahora, después de la interrupción del COVID y de que nos falten tantos amigos, se han ido incorporando nuevas familias, hijos y nietos de aquellos que venían a Montesclaros en aquellos veranos. Este año el organizador de los encuentros, que lo fue junto con fray Emilio Rodríguez y el padre Suárez, Paco Calabia, me invitó a hablar de las misiones dominicas, me propuso darlas a conocer aquí desde mi experiencia. Así que recogí algunos vídeos, fotografías y artículos, como no, con entusiasmo y agradecimiento, para comunicar las vivencias de la misión que se han ido tejiendo estos años, después de mi jubilación, desde la selva de Perú, hasta la misión de Malabo, en las vísperas casi de volver en pocos días a África.Entiendo estas comunicaciones como misión también, es decir, dar a conocer, extender, misionar la misión, sembrarla allá donde, quién sabe cómo, puede prender. En esta ocasión hay algunos jóvenes en la hospedería que tendrán noticia de estos pequeños encuentros, con su parte misionera dominica religiosa, encuentros culturales también con otras aportaciones que nos hacen unos y otros, padres dominicos. Este año es el padre Prada quien nos habla de la inteligencia artificial y sus posibles aplicaciones en la vida religiosa y espiritual de iglesia. Entre la inteligencia artificial y el corazón misionero se reanudan estos días los veranos de Montesclaros, en vísperas de partir de nuevo en misión, cuando la misión es para mí un empuje de “realidad aumentada”, un sueño más que cumplido, una promesa reafirmada cada año, cada final de verano, desde aquel primer otoño de 2019 en Perú a los próximos días volando a Camerún para regresar después a Malabo en el inicio del curso escolar.
Sagrario Rollán
Voluntaria misionera de Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas