¿De qué nos quejamos?
Belén Sánchez, con el corazón encogido por tantas situaciones vividas y sintiendo a Dios muy cerca a través de la gente de El Seibo, sigue compartiendo y acompañando a la comunidad

Vamos de visitas a los becados, unas hermanas tienen a su papá ingresado por un derrame, su mamá murió el año pasado. En un batey nos encontramos con una super mujer, Ramona, que tras morir sus hermanas, se ha hecho cargo de hijos y sobrinos, en total 8; su casa es pequeña, su fuerza gigante. Visitamos al niño sordo de Arroyo Grande, casi una hora para llegar, todos los días, la carretera llena de baches, el padre feliz de ver cómo se relaciona con la lengua de signos, el esfuerzo merece la pena.Hemos tenido dos talleres esta semana, un chico llegó tarde los dos días, cuando le pregunto, me dice que trabaja de noche, tiene mucho sueño y aun así, viene de voluntario a Radio Seybo. Llegamos a una casa, la mamá trabaja fuera, la hermana mayor tiene catorce años y una bebé de 2 meses, vive con sus hermanos de 11, 9 y 7, el pequeño dice que los ratones se querían comer su salami, no han desayunado, tienen hambre, no tienen qué desayunar, su padrastro, vecino que les suele resolver, no está en casa… A pesar de las situaciones tan duras, me sorprenden sus sonrisas, el Amor los sostiene y las becas ayudan en parte a paliar su necesidad, su sed de un futuro mejor.
Ayer estuvimos con los campesinos de la Culebra de Vicentillo, los peregrinos de El Seibo, campesinos a los que la tierra les ha sido arrebatada, pero luchan como nadie por recuperarla, imaginaos ser campesinos y no tener tierra que cultivar. Me fascina siempre su sencillez y su resiliencia.
Vemos a María, madre que perdió a su hijo Carlitos por un disparo; también al Coronel, todavía con unos hierros en su pierna, por otra bala. Tienen mucha esperanza y una gran capacidad de seguir adelante y adaptarse; les han robado las sillas, se sientan en los blocks (ladrillos); si hay que fregar la cazuela para hacer café, utilizan hojas de un árbol de estropajo, y que nadie se quede sin café, no quedan vasos, pero hay una botella pequeña, la parten en dos y ya tienen 2 vasos...
Rezan, cantan, se ayudan, se cuidan, se animan unos a otros, cada uno aporta lo que puede; son comunidad. Estos campesinos han entendido el mensaje de Jesús y cómo se construye su Reino.
Migración sigue haciendo de las suyas, aprovechándose de la vulnerabilidad y el miedo de las personas, sacándoles un dinero que no tienen.
¿Nosotros de qué nos quejamos?
Allí donde pongas tu tesoro, estará tu corazón. Ojalá el voluntariado misionero nos haga más hermanos, nos ayude a descubrir a Dios en los más pequeños, conscientes de que su Amor todo lo puede y nos comprometamos en hacer más pequeña la diferencia entre los Nortes y los Sures, unos enriquecidos a costa de los otros.No todo es sufrimiento, esta gente sabe muy bien lo que es gozar, llevan el ritmo en el cuerpo, bailan, ríen, disfrutan mucho compartiendo, jugando al dominó… ya sea por el 51 aniversario de Radio Seybo, o la fiesta de Santo Domingo de Guzmán.
Uno de los momentos más bonitos de esta semana fue justo en Caciquillos, celebrando al fundador de la Orden de Predicadores, donde la comunidad recordó a todos los frailes dominicos que han pasado por aquí, que les han formado como catequistas, que han creado comunidades abiertas, que comparten la fe y se entregan a los más vulnerables: Pablo Puerto, Juan Manuel Pérez, Anselmo Alonso, Luis Oregui, Fernando Serrano, Miguel Ángel Gullón...
Como decía ese día Fr. Juan Manuel Febles: Ser dominico es una forma de vivir. Y en ello estamos.
Belén Sánchez
Voluntaria misionera en la Misión de Santa Cruz de El Seibo, República Dominicana