DAVID FRENTE A GOLIAT: LA LUCHA FRENTE A CENTRAL ROMANA
Maite, voluntaria en El Seybo, nos cuenta:
"Cuando Dios creó el paraíso aquí en Quisquella, no debió de sembrar mucha caña de azúcar, más bien parece que quiso colocar una verde, variada y exuberante vegetación que hizo de la isla un lugar idílico para morar; pero ciertamente, cuando una se encuentra en la provincia de El Seibo, situada al este de lo que hoy es la República Dominicana, se impacta del mar de cañas de azúcar que la inundan y parece que hubieran estado ahí toda la vida. Son grandes extensiones de plantaciones titularidad de una gran corporación: Central Romana, que paso a paso, ha ido transformando la vegetación del este de Dominicana en grandes extensiones verdes de caña de azúcar....
Cuando Dios creó el paraíso aquí en Quisquella, no debió de sembrar mucha caña de azúcar, más bien parece que quiso colocar una verde, variada y exuberante vegetación que hizo de la isla un lugar idílico para morar; pero ciertamente, cuando una se encuentra en la provincia de El Seibo, situada al este de lo que hoy es la República Dominicana, se impacta del mar de cañas de azúcar que la inundan y parece que hubieran estado ahí toda la vida. Son grandes extensiones de plantaciones titularidad de una gran corporación: Central Romana, que paso a paso, ha ido transformando la vegetación del este de Dominicana en grandes extensiones verdes de caña de azúcar.
Una no cesa de preguntarse cuál es el límite a la ambición por poseer, por producir, por vender y por enriquecerse. Más aún cuando es testigo de las condiciones en las que viven los trabajadores de Central Romana. Si he de narrar las construcciones en las que habitan, cuyos moradores denominan hogar, hay que empezar por distinguir entre quienes residen casas de bloq y quienes viven en casas de lata, o entre quienes son poseedores de “piso” o se sostienen directamente en la tierra del campo. Esas casas con baños compartidos, las proporciona la empresa, a quien hay que pagarle por el arrendamiento de las mismas, así como que la empresa decide en qué colmado se compra y establece los precios de los productos, a la vez que, por supuesto, los salarios y horarios de trabajo. Los esclavos de antaño al menos tenían techo y comida. Los esclavos de Central Romana han de pagarlos.
En esas condiciones se desarrolla la vida de varios de los alumnos becados por el Secretariado de Misiones Selvas Amazónicas, que cubre el transporte, el uniforme o los materiales escolares de los hijos de aquellos que lo tienen más difícil.
Pareciera, en principio, que Central Romana ya explotaba suficientemente a sus trabajadores y que con eso su sed de riqueza estaba saciada, pero no, los “Goliats” siempre tienen hambre, siempre desean más. Esta vez, el 26 de enero de 2016, “Goliat-Central Romana”, quiso apoderarse de un terreno que le permitiera sembrar unos cuantas libras más de caña de azúcar. Se trata de unos terrenos públicos donde vivían asentadas más de sesenta familias en sus humildes casas de zin, porque sólo había una de bloq y piso. Casas que con esfuerzo y dignidad habían construido sus moradores en terreno público, porque no tienen dinero para adquirir un terreno. Y una noche, careciendo de legitimidad moral y legal alguna, y vulnerando los derechos fundamentales de esas personas, los matones de CENTRAL ROMANA entraron con máquinas y sacudieron las vidas de los habitantes dominicanos del Vivero de Villa Guerrero, desahuciándoles de sus viviendas y dejándoles a la luz de la noche, desnudos y sin viviendas. Y su acción quedó impune. Les despojaron de su dignidad, de su techo y de su seguridad. Y su acción quedó impune. Y aunque los vecinos y la población del Seibo se movilizaron y manifestaron acompañados y capitaneados de Radio Seibo, aunque se comunicó a las autoridades, la acción de Central Romana quedó impune.
En un país donde no existe ni el derecho a la asistencia jurídica gratuita ni la separación de poderes, ser pobre e iniciar acciones legales frente a una multinacional que sacia de azúcar a todo un país como los Estados Unidos de América, es ciencia ficción. A no ser, claro está que desde otros viejos mundos les apoyemos jurídica y económicamente.
Cuando una observa, haciendo un ejercicio de derecho comparado, el sistema jurídico y judicial de Dominicana, se da cuenta de cuan vulnerables somos todos ante las grandes corporaciones. Y es que, si no existe una ley que proteja los derechos de todos los seres humanos, acompañada de un “derecho al derecho” que posibilite ejercer acciones legales ante unos tribunales que luego tengan la capacidad de ejecutar las resoluciones, estamos desprotegidos frente a la voracidad de las grandes corporaciones.
Las personas desalojadas no cuentan con abogados que les defiendan ante los tribunales, no pueden pagarles. Como tampoco pueden pagar los “sobres” que deben recibir los jueces, alguaciles o fiscales para que el caso avance. Así de vulnerable están las personas para ejercer sus derechos.
Con quien si cuentan es con Radio Seibo, que se ha alzado, una vez más, para ser voz de los sin voz y defender los derechos y la dignidad de todos los hombres y mujeres, tal y como lo hizo la comunidad de Pedro de Córdoba y Antonio Montesinos en su día frente a los abusos de los colonizadores españoles. Pero hoy, si la denuncia pública en medios de comunicación no va acompañada de acciones legales, ninguna pequeña gran Radio podrá soñar con que los campesinos sean resarcidos de los daños causados por los abusos de Central Romana.
Santa Cruz de El Seibo.
24 de agosto de 2016.
Maite.