Conociendo Comunidades Nativas Matsiguengas
Ser misionero es vivir una experiencia inolvidable. La vida que se contempla a cada lugar que llegan es valiosa. Nuestras voluntarias Ana, Beatríz y Rocío están experimentándolo al subir montañas, compartir con comunidades nativas, al hacer vida intercultural pero sobretodo a llevar esperanza y alegría.
La segunda semana fuimos con Roberto a dos comunidades nativas. La primera de ellas fue Tipeshiari. La excursión fue tremenda, es una comunidad bastante alejada y para llegar hay que ascender hasta unos 2000 msnm. En las primeras dos horas de ascenso nos creíamos morir, no podíamos ni articular palabra para no perder fuerzas. Gracias a Dios, Roberto decidió hacer noche en casa de una mujer llamada Brenda, o Norma? nunca lo sabremos... pero nos acogieron de maravilla e hicimos amistad con un loro y el niño sin nombre, para nosotras el tierno niño del globo azul. Aquí tuvimos nuestra primera experiencia con el masato, y... ahí lo dejamos jajaja.
Al día siguiente, y sin desayunar, proseguimos el ascenso a las 6:30 de la mañana. Nuestro guía y jefe de la manada apenas nos daba tregua, así que conseguimos llegar arriba a las 11 am, algo que apuntamos como una hazaña personal para nosotras xD
Tipeshiari es una comunidad muy bonita, en la cima de la montaña. Allí tuvimos oportunidad de ver la escuela, de visitar alguna de las casas machiguenkas y presenciar una asamblea de la comunidad, donde tuvimos la oportunidad de escuchar cantos machiguenkas y animarnos a cantarles nosotras en valencià. Toda una experiencia!
Aquí las casas están construidas con palos de madera y el suelo es la misma tierra del campo. Allí mismo tienen su cocina, preparan una pequeña hoguera y sobre ella colocan las cazuelas para cocinar la yuca y el masato. Es una comunidad muy servicial y tengan lo que tengan en su casa, lo ofrecen y comparten con sus visitantes.
Junto a la escuela se hospedan las dos profesoras de la comunidad. Que admirable trabajo realizan día a día para que los niños de esta comunidad acudan a la escuela y brindarles así una gran oportunidad. Además de enseñarles español y reforzar el aprendizaje de su lengua machiguenka, los niños aprenden valores y buenos hábitos de convivencia, higiene y salud. Gracias Erika y Yudi por vuestra dedicación y por habernos acogido tan bien durante estos 3 días.
La bajada, ya el miércoles, fue más rápida. Por el camino tuvimos oportunidad de ver una víbora, que Roberto apartó como si de un palo se tratara (y menos mal, que Beatriz, que era quien iba detrás distaba mucho de haberla visto jajaj) En este trayecto nos acompañaron Gregorio y Andrés, dos miembros de la comunidad que fueron los encargados de viajar hasta Koribeni para recoger a los chicos del internado que volverán a la comunidad para pasar las fiestas patrias.
De camino a Tivoriari hicimos una parada para reponer fuerzas en Kepashiato. Allí nos dimos un revitalizante baño en el río y lavamos algo de ropa. Menos mal que fue horas más tarde cuando descubrimos de donde procedían aquellas aguas... (mejor no daremos más explicaciones XD ). Tras el almuerzo, listos para seguir y, aunque hemos de agradecer que la carretera llegue ahora hasta casi la misma comunidad de Tivoriari, el trayecto fue algo tensionado. Se veía la ladera de la montaña al lado, y oye, algo de miedito sí daba, pero aquí estamos, sanas y salvas gracias a nuestro conductor de primera. Además, para poder ampliar la carretera, han destrozado varias laderas de montaña y toda la vegetación, da mucha pena ver semejante masacre en medio de la selva.
En esta comunidad tuvimos la oportunidad de presenciar el desfile de los niños de infantil y primaria junto a sus profesores, las autoridades, los padres y las madres encabezadas por la señora "vaso de leche" en razón al Día Nacional del Perú. Fue genial ver a todos los niños vestidos de indios, desfilando por el campo de fútbol.
Por la tarde estuvimos jugando con ellos a todo tipo de juegos. Estaban muy participativos, y con muchas ganas de jugar. Más tarde hicimos sesión de cine, y vimos dos películas: "el buen dinosaurio" y "PAN" y así se nos hizo de noche. Los adultos continuaban la fiesta, dándole al masato y cantando hasta bien entrada la mañana. Toda una risa!
A media mañana del sábado volvimos a Koribeni, llegando reventadas, tras sudor y lagrimas, pero con una gran experiencia añadida a nuestras espaldas.
Al llegar a casa teníamos unas invitaciones para una fiesta muy especial, la celebración de cumpleaños de los niños del internado que han cumplido años en los últimos 6 meses. Quedamos fascinadas de la organización del evento, los niños que no cumplen años en este tiempo preparan con gran ilusión y detalle desde la comida hasta números musicales y teatros que nos dejaron con la boca abierta. Es de admirar como cuidan los unos de los otros y forman una gran familia entre ellos.
Ya no nos quedan muchos días por aquí, y aunque nos da pena irnos, tenemos que seguir nuestro camino hacia el bajo Urubamba. Hemos disfrutado mucho estas dos semanas y sin duda, no vamos a olvidar las grandes partidas de parchís después de la cena, así como las sesiones de cine junto al padre Roberto, que gran cinéfilo hemos descubierto! Muchas gracias a todos por estos días tan estupendos.
Ana, Beatriz y Rocío
18-23 Julio
De camino a Tivoriari hicimos una parada para reponer fuerzas en Kepashiato. Allí nos dimos un revitalizante baño en el río y lavamos algo de ropa. Menos mal que fue horas más tarde cuando descubrimos de donde procedían aquellas aguas... (mejor no daremos más explicaciones XD ). Tras el almuerzo, listos para seguir y, aunque hemos de agradecer que la carretera llegue ahora hasta casi la misma comunidad de Tivoriari, el trayecto fue algo tensionado. Se veía la ladera de la montaña al lado, y oye, algo de miedito sí daba, pero aquí estamos, sanas y salvas gracias a nuestro conductor de primera. Además, para poder ampliar la carretera, han destrozado varias laderas de montaña y toda la vegetación, da mucha pena ver semejante masacre en medio de la selva.
En esta comunidad tuvimos la oportunidad de presenciar el desfile de los niños de infantil y primaria junto a sus profesores, las autoridades, los padres y las madres encabezadas por la señora "vaso de leche" en razón al Día Nacional del Perú. Fue genial ver a todos los niños vestidos de indios, desfilando por el campo de fútbol.
Por la tarde estuvimos jugando con ellos a todo tipo de juegos. Estaban muy participativos, y con muchas ganas de jugar. Más tarde hicimos sesión de cine, y vimos dos películas: "el buen dinosaurio" y "PAN" y así se nos hizo de noche. Los adultos continuaban la fiesta, dándole al masato y cantando hasta bien entrada la mañana. Toda una risa!
A media mañana del sábado volvimos a Koribeni, llegando reventadas, tras sudor y lagrimas, pero con una gran experiencia añadida a nuestras espaldas.
Al llegar a casa teníamos unas invitaciones para una fiesta muy especial, la celebración de cumpleaños de los niños del internado que han cumplido años en los últimos 6 meses. Quedamos fascinadas de la organización del evento, los niños que no cumplen años en este tiempo preparan con gran ilusión y detalle desde la comida hasta números musicales y teatros que nos dejaron con la boca abierta. Es de admirar como cuidan los unos de los otros y forman una gran familia entre ellos.
Ya no nos quedan muchos días por aquí, y aunque nos da pena irnos, tenemos que seguir nuestro camino hacia el bajo Urubamba. Hemos disfrutado mucho estas dos semanas y sin duda, no vamos a olvidar las grandes partidas de parchís después de la cena, así como las sesiones de cine junto al padre Roberto, que gran cinéfilo hemos descubierto! Muchas gracias a todos por estos días tan estupendos.
Ana, Beatriz y Rocío.
