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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Con el corazón en la Misión

Nuestra voluntaria Ana Fernández, nos comparte agradecida su enriquecedora misión en Uruguay, donde ha vivido y descubierto un poco mas el carisma dominicano.

Nueva portada 2 Voluntaria Ana Fernandez en Uruguay

El 14 de junio empezó mi aventura de misionera este año. La primera parada fue la iglesia de el Rosario y Santo Domingo, situada en Mario Cassinoni, en Montevideo, capital de Uruguay. En esta parroquia/convento de dominicos muy cerca de la avenida 18 de julio, está mi primera casa en este cono sur. Tanto David (mi compañero en esta primera parada) como yo disfrutamos mucho de la ciudad de Montevideo, de sus ramblas, de sus edificios modernistas y sobre todo disfrutamos de las señoras de la academia que tiene lugar varios días en los locales de la parroquia.

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En aquella tarde de lunes merendamos y cantamos mucho y nos quedó muy claro que Gardel es de Tacuarembó. Además, cabe mencionar que sin los ratitos de risas y de cena con Felipe y Pedro me habría muerto de aburrimiento y de soledad. Por alguna razón a Pedro le dio por llamarme su majestad y Felipe esta aún averiguando como poner una reclamación a Selvas Amazónicas porque a él le habían prometido una misionera todo terreno y le había llegado un sub maltrecho.

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Después de unos días viviendo en el convento “premium” de Montevideo a modo de hacer la transición menos dura, pasamos a la parroquia/conventoLa Santísima Trinidad, situada en Camino Maldonado, en el barrio Bella Italia. Pasamos del lujo al frío constante, porque además, para los que no os acordéis en Sudamérica es invierno ahora y en Montevideo era invierno con ganas. Muchos de los frailes que han pasado por este maravilloso y helado convento dicen que nunca han pasado tanto frío en su vida y yo concuerdo total y absolutamente con ellos. Aquí ya se acabó el tiempo libre, cosa que yo agradecí mucho porque ya andaba con ganas de conocer y experimentar la iglesia en Uruguay.

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En los 9 días que estuve en Camino Maldonado, conocí 5 comunidades eclesiales de base que pertenecen a la parroquia de la Trinidad y tuve el placer de formar parte de las diversas actividades como la venta solidaria de ropa o el nuevo grupo de reflexión de la comunidad de Buen Pastor. Tanto a David como a mí nos acogieron como si fuéramos parte de la gran familia que forman, a mí incluso me invitaron a una reunión conocida como espacio mujer en la que las hermanas de la comunidad del sagrado corazón acogen a las mujeres del barrio y tratan distintos temas.
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Ese día estuvimos hablando sobre la psicología ambiental, plantando unas plantitas chulísimas y me transmitieron sus preocupaciones acerca del problema de la basura en Uruguay y como no, esta reunión también acabó en merienda. Me llevo una experiencia comunitaria como las de las primeras comunidades seguidoras de Jesús y la suerte de haber comido torta frita con dulce de leche.

Ana en Uruguay 7También en Trinidad aprendí por fin a rezar laudes y vísperas, porque gracias a Dios en esta casa las laudes se rezan a una hora decente. Fui muy feliz en trinidad y ahora sentada en la crucita, en Paraguay, echo mucho de menos a la comunidad que allí vive. Hablando con Belén Rodríguez, otra de las voluntarias de Misioneros Dominicos, me hizo darme cuenta de la riqueza que hay en esta comunidad taaaaaan distinta. Me llevo la santidad, las historias y el cariño de santi, las bromas y la música de cristino, el “claro hija” y la locura de nacho y darle la tabarra sobre cualquier tontería a guille (el prenovicio).

ana en uruguay 6Me despedí de Montevideo dejando un trozo de mi corazón allí y estuve cerca de quedarme porque todas las hermanas, tanto Dominicas de la Anunciata como las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, estaban empeñadas en que me diera a la vida consagrada…Bromas aparte, le agradezco a Dios y a la vida haber tenido la maravillosa oportunidad de vivir esta experiencia y de conocer un poco (o un mucho) más el carisma dominicano.

Vivir la experiencia misionera junto a los dominicos es una etapa que ojalá todo el mundo hiciera, así que a ti que estás leyendo esto, si aún no estás apuntad@ al curso de Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas, no sé a qué esperas.

Ana Fernández Carretero, voluntaria misionera de Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas.