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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Cambiando de tradiciones “El cuerpo de Cristo, la Madre Bisila y la inmersión ritual”

Lourdes Álvarez, voluntaria de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas, estuvo en Malabo, donde experimentó una emotiva celebración de la Virgen de la Bisila que le recordó la importancia de la familia y la fe, sin importar la distancia.

portada desde Malabo

Desde que alcanzo a recordar, el día 15 de agosto siempre ha sido muy especial y muy celebrado en mi familia.

Mi abuela siempre ha sido muy creyente y se encargó de transmitirnos esa fe y de la importancia que tiene celebrar las tradiciones.

En Almuñécar, el pueblo costero en el que nació mi abuela y donde siempre hemos veraneado, el día 15 de agosto se celebra la Virgen de la Antigua.

Cuando va anocheciendo, el mar comienza a llenarse poco a poco de barquitos, hasta que a las 23:00h aparece el barco de la Virgen iluminado con muchísimas bombillas, anunciando que ya está ahí y en ese momento comienza un espectáculo de fuegos artificiales.

Ese día para mi abuela era el más importante del verano, estaba radiante y su casa estaba abierta a todo el mundo.

Este año mi tradición ha cambiado, he pasado este día en Malabo (Guinea Ecuatorial), he de reconocer que al principio no me entusiasmó la idea de pasar por primera vez, ese día en otro lugar que no fuera siguiendo las tradiciones que un día mi abuela me enseñó.

Pintura de Virgen María en Malabo

Nos invitaron a celebrar el día de la Virgen de Bisila en un pueblo llamado Rebola. Acudimos a unas comuniones, cuando llegamos a la casa había mucha alegría, emoción y entusiasmo por ver salir a las niñas preparadas con su vestidos para la ocasión. Cuando salieron se formó una “procesión” con las niñas de comunión a la cabeza y detrás muchísimas mujeres haciendo sonar cacerolas y ollas, anunciando que había llegado el gran día. Cantaban y bailaban sin parar, la gente del pueblo se iba uniendo hasta que llegamos a la iglesia que estaba en lo alto del pueblo.

Al llegar nos encontramos todo decorado con palmeras, una imagen de la Virgen de Bisila pintada en una gran tela, todo estaba preparado para el gran día. La gente iba vestida muy elegante, allí es tradición llevar la tela típica de ese día, casi todo el mundo llevaba a la Virgen impresa en sus vestidos, camisas, pantalones, pañuelos…

niños de primera comunion en Malabo

La celebración fue preciosa, supieron unir esa fe desbordante que tienen, con sus cantos africanos y sus bailes típicos. El momento de las ofrendas fue si cabe aún más especial, una gran fila de mujeres enérgicas, luchadoras y con una fe desbordante comenzaron a bailar y a cantar camino al altar, ofreciendo cualquier cosa que tuvieran ( papaya, friegasuelos, agua, aceite…)

La iglesia parecía que temblaba ante tal regocijo, ahí sentí que hay muchas formas diferentes de vivir la fe, pero aquella era completamente embriagadora y estoy segura que la Virgen Bisila debía sentirse orgullosa.

Una vez que terminó la misa, nos propusieron ir a recibir la bendición, realmente no sabíamos muy bien a dónde íbamos pero una de las cosas mágicas que tiene la misión es estar abierto a conocer la cultura lo máximo posible.

Fuimos a una cabaña típica de la tribu bubi, cuando llegamos allí recibimos mediante un rito la bendición de la Virgen de Bisila.

Nos pusieron en la cara y en las manos la tolá, que es un ungüento hecho con hojas que desprenden un pigmento rojizo, simbolizaba la sangre, la vida, la energía y la vitalidad. Quiere decir que no hay ruptura entre los seres que ya se han ido y los que seguimos aquí.

Voluntarias con pintura en Malabo

 

Procedieron poniéndonos en las manos el siobo, que simboliza el sol, la luz y la energía. Una vez que íbamos a finalizar el ritual, la mujer de la tribu nos dio la bendición en bubi, su lengua de origen.

En ese instante una gran lluvia comenzó a caer del cielo como si realmente nos estuvieran bendiciendo desde allí arriba...

costumbres de Malabo

La fe, la cultura y las tradiciones nos hacen ser quienes realmente somos. No importa que estemos a 4000 km de distancia si el motivo de la celebración es el mismo, la importancia de transmitir la fe, las tradiciones y el valor de la familia por encima de todo.

Hace 8 años que mi abuela nos acompaña desde el cielo y me doy cuenta del gran regalo que nos hizo.

La misión me ha ayudado a valorar muchas cosas que antes pasaba por alto.

Lourdes Álvarez, voluntaria de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas