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El Blog de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas

Ecología integral y fraternidad universal

Creemos en un Dios Padre y en la Casa Común como una herencia familiar que hemos de cuidar como hermanos y hermanas. Somos una Humanidad creada para la Fraternidad.

Las personas cristianas compartimos la conciencia de que cada criatura refleja algo de Dios y tiene un mensaje que enseñarnos¸ y que Dios ha inscrito en el mundo un dinamismo que el ser humano no debe ignorar. Desde nuestra fe, vivimos en la certeza de que Cristo ha asumido en sí toda la creación y ahora, resucitado, habita en lo íntimo de cada criatura, rodeándolo todo con su cariño y penetrándolo con su luz (LS 221).

Por eso nuestras acciones en favor de la naturaleza, el aire puro, las aguas limpias, la tierra sana o la biodiversidad de plantas y animales como expresión de vida, están cimentadas en una espiritualidad universal y ecológica que reconoce el valor supremo de Dios sobre la humanidad, y el Amor de Dios por encima de todo límite. Creemos en un Dios Padre y en la Casa Común como una herencia familiar que hemos de cuidar como hermanos.

Por eso, y porque nos hizo libres, sigue resonando en nuestra conciencia la pregunta de Dios a Caín en el génesis: ¿Qué hiciste? ¡La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo (Gn 4,9-11).(LS70). Y es que nuestro horizonte es el de la fraternidad. La fraternidad viene como un proceso: «El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace un árbol » (Mt 13,31-32). LS97 «Levantad los ojos y mirad los campos, que ya están listos para la cosecha» (Jn 4,35).

Ese horizonte de fraternidad, que puede parecer utopía evangélica, es la fuerza que puede dar sentido a nuestro vivir diario, nuestra organización de lo común, nuestra economía, nuestra política, nuestra sociedad y nuestra historia. Una Humanidad creada para la Fraternidad.

Aunque a veces podamos hacer lecturas pesimistas del presente, reconocer nuestro pecado no nos impide vislumbrar propuestas y propósitos de la enmienda. Una enmienda de los caminos que no nos conducen a donde de verdad queremos ir, que es a la plenitud, a Dios. Con el papa Francisco nos unimos a la esperanza que nos propician los profetas bíblicos: LS73 «¡Ay, mi Señor! Tú eres quien hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y tenso brazo. Nada es extraordinario para ti […] Y sacaste a tu pueblo Israel de Egipto con señales y prodigios» (Jr 32,17.21). El Señor es un Dios eterno, creador de la tierra hasta sus bordes, no se cansa ni fatiga. Es imposible escrutar su inteligencia. Al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas le acrecienta la energía » (Is 40,28b-29). Danos tu Fuerza y tu Energía, que no caigamos en la tentación de la desesperanza, que organicemos la vida en esta Casa Común, como verdaderos hermanos y hermanas. Por la casa común, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

José Moreno Losada. Trini Ruíz
Publicado originalmente en Archidiócesis Mérida-Badajoz